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Avellaneda, la capital del fútbol

Hoy se cumple un nuevo aniversario de la obtención del Campeonato Nacional 1967.

Independiente tenía la posibilidad de consagrarse campeón del primer torneo Nacional del fútbol argentino cerrando un torneo brillante, que lo jugó con una elevada mentalidad ofensiva, en el que apenas había cedido 4 puntos.

Comenzó el torneo ganando 8 partidos consecutivos, estuvo siempre al frente y finalizaba nada menos que ante los cuatro equipos considerados grandes: San Lorenzo en Boedo, Boca en Avellaneda, River en Núñez y Racing en la Visera.

Su única caída del campeonato fue en El Gasómetro pero se recuperó venciendo a Boca y River en fila para quedar al borde de un nuevo título. Con lograr un empate ya era campeón.

En la última fecha jugaba de local con el Racing que venía de consagrarse campeón intercontinental un mes atrás, en un partido que podía darle otro título en la temporada a un equipo de Avellaneda. Entonces, más allá de la rivalidad, fue una especie de fiesta en conjunto con el lema de “Avellaneda, la capital del fútbol”.

El Rojo recibió a su rival de toda la vida y lo agasajó con todos los honores, nadie creería hoy en día que un club permita, entre tanta celebración, una vuelta olímpica de su rival mostrando las copas ganadas un mes atrás y que sus propios deportistas levanten en una plataforma a unos niños con las camisetas de ambos equipos y las copas obtenidas. Que además del pasillo, cada jugador le entregara al contrario una banda que dijera “Bienvenidos campeones del mundo”. Un gesto que remarca la grandeza de Independiente.

Pero lo más importante era el partido y el equipo de Oswaldo Brandao salió a la cancha con: Santoro, Monges, Pavoni, Ferreiro, Pastoriza, Acevedo, Bernao, Mura, Artime, Savoy y Tarabini.

Todos los goles rojos llegarían en el segundo tiempo; Tarabini de penal en los primeros minutos, Artime con dos golazos de zurda y Savoy después de un rebote pusieron el 4 a 0 final para terminar el año con una goleada impresionante, al clásico que llegaba en el mejor momento de su historia, y para festejar un campeonato con un fútbol como le gusta al hincha de Independiente.

Al final de la jornada, el club Racing devolvió la gentileza y felicitó a los campeones con flores. También se lo vio a su presidente felicitando a los jugadores campeones una vez finalizado el juego.

El Orgullo Nacional marcó más del doble de goles que el subcampeón (un gran Estudiantes, de juego muy distinto, que finalizó invicto), con 43 goles en 15 partidos casi redondea los 3 por encuentro.

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