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Opinión | Se vive como se juega
Por Tomás Robbio ✍🏻
Un mal partido lo tiene cualquiera, un día que comienza con el pie izquierdo trae sus consecuencias. Como por ejemplo, la derrota frente a Aldosivi de la semana pasada.
Un primer tiempo destacable, un Independiente protagonista en el Monumental frente al mejor equipo del país puede coronarse con un triunfo que vale más que tres puntos. Al menos, desde lo anímico, mucho más.
Sin embargo, una idea táctica completamente contraria en el segundo tiempo, te obliga a irte con apenas un empate y a nada de volverte con las manos vacías.
Un encuentro parejo, palo y palo, sin demasiadas diferencias entre los equipos de Lanús e Independiente, puede ser un empate ajustado. O bien, una pelota parada mal marcada puede darle la victoria a los del sur.
Un jugador puede cometer un error y que este condene al equipo a caer goleado frente a un rival menor como lo era hasta ese entonces Godoy Cruz.
No obstante, luego del regalo a los mendocinos, el partido se tornó cuesta arriba y el Tomba le arrebató tres puntos más a un endeble e inocente Independiente.
Una desatención puede ocasionar ciertos desajustes en un equipo, varias distracciones te pueden hacer empatar un partido insólito como fue el de Vélez, el cual ganabas por un par de goles y te fuiste con apenas un punto. Por no decir que perdiste dos.
Hoy, apenas un empate insulso frente a uno de los peores equipos del semestre no hace más que demostrar a un club a la deriva que no sale a flote.
Aldosivi, Vélez, Lanús, River, G. Cruz, Sarmiento, fueron claras muestras de que el Rojo balbucea y marcha sin rumbo.
Como si fuera poco, el DT se excusa con un penal no cobrado -cuando su equipo le generó dos situaciones de gol a los juninenses en 96′-, el presidente hace oídos sordos a los eufóricos cantos del hincha y a su vez, la barra realizó una visita por el vestuario de los jugadores.
Es difícil ser optimista con este panorama. En exactamente 58 días hay elecciones para intentar enderezar el barco. Sin embargo, aún no se sabe quiénes serán los responsables de subirse al mismo e intentar encarrilarlo.
La famosa frase “se vive como se juega” le calza a la perfección a este Independiente que transita una incertidumbre que peligra de cara al futuro.
