Columna de Opinion

2021 – Un año de enorme desafío

Hace muchos años durante diciembre se escuchaba: “ya se acerca fin de año, ya se acerca navidad..”.

Era un clásico en el repertorio de las hinchadas y que anticipaba el festejo de un campeonato.

En la inolvidable Doble Visera la cantamos muchas veces, la última hace 18 años y fue tras el empate con Boca antes de ir a jugar contra  San Lorenzo y dar la vuelta en el Nuevo Gasómetro.

Ya  transcurrió mucho tiempo.

Se acaba un año difícil y atípico como jamás vivimos, donde necesitábamos que el fútbol nos mimara un poco aunque más no sea.

Es que el fútbol aún siendo maltratado, manoseado y desvirtuado como lo es tal como lo conocemos y padecemos hoy en Argentina guarda ese don mágico de poder llevarnos a mundos de alegrías infinitas o hundirnos más en nuestras penas.

Consciente o inconscientemente el fútbol/juego nos produce eso.

Se termina el año y en Independiente aquella canción una vez más nos habla de otro diciembre que cierra un año de fracasos. Que nos deja con las manos vacías.

El derrumbe futbolístico con el cual termina este 2020 se debe observar en el contexto institucional en que se da. El balance dado a conocer recientemente muestra a las claras  la debilidad del club y su retroceso en todo nivel.

No se necesita profundizar en el análisis ya que es sabido que no puede haber resultados positivos de ningún tipo si la gestión no es eficiente, enfocada y ordenada, y sí los hay son solo hechos aislados que se desvanecen rápidamente. Lo hemos visto y lo estamos padeciendo.

Ser hinchas ya sea habitués de la cancha o espectadores por televisión no nos da el derecho a pensar sólo en fútbol porque volver a ver a Independiente potente en un campo de juego requiere de un largo proceso de trabajo combinado de liderazgo y profesionalismo que excede al mundo del fútbol.

La exigencia para ser grande en el fútbol es ante todo ser grande como institución. Nunca fue ni será al revés.

Días atrás dialogaba con Eduardo Sacheri sobre nuestra realidad como club y surgió en la conversación la dimensión del afecto hacia la institución.

La pregunta intentaba entender cómo era posible tantos años de desencuentros y malas decisiones que produjeron este alarmante presente devaluado si en definitiva quienes asumen lugares de conducción suponemos quieren al club como cualquier hincha.

La respuesta quedó en el aire con dos preguntas que  debemos hacernos es:  una primera es ¿si es verdad que todos los que asumen ese lugar quieren al club?  y la segunda que va más al hueso es ¿como lo quieren?.

El nuevo año que ya llega nos traerá la posibilidad de elegir una nueva conducción. Será entonces nuestra responsabilidad buscar los mejores hombres que puedan inspirar confianza por sus acciones, que transmitan capacidad, que puedan motivar, que sepan acordar, que busquen sumar y que reflejen con total transparencia que quieren a Independiente como se lo debe querer.

Es hora de recorrer ese camino de búsqueda y de elección. Ya es tiempo de comenzar a andar un camino ascendente.

@clauavruj

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