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El día que Independiente le ganó a la dictadura

En Soy del Rojo recordamos la hazaña más grande en la historia del fútbol.

El Campeonato Nacional 77 ganado por Independiente fue épico, se trató de la mayor hazaña en la historia del fútbol, ganó una final con 3 jugadores menos y todas las adversidades posibles. Sin embargo aquel título no se lo ganó solo a un gran equipo como el que tenía Talleres, se lo ganó también a un genocida como Luciano Benjamín Menéndez, a quien le convenía un gran triunfo del equipo cordobés para obtener un rédito político y llegar a la presidencia en los primeros años de la última dictadura argentina.

Menéndez era un hombre de peso que también tenía influencias en el fútbol. Entre los años 1975 y 1979 fue comandante del III Cuerpo del Ejército, con sede en Córdoba (aunque dirigía las acciones represivas de las Fuerzas Armadas en 10 provincias del país). Es el militar argentino con más condenas a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura.

Se encontraba ligado a Talleres de Córdoba, que por ese entonces era el mejor equipo cordobés y uno de los más fuertes del interior, y era cercano al presidente de la “T” Amadeo Nucatelli, a quien le había prometido meterlo en la AFA. Los dos se verían muy favorecidos en caso de un logro importante del equipo cordobés.

A pocos meses del golpe de estado del 24 de marzo de 1976, se llegó a jugar un amistoso entre el Tercer Cuerpo del Ejército y Talleres.

El equipo cordobés venía haciendo grandes campañas, contaba con varias figuras (3 de ellas serían campeones del Mundial de Argentina 1978: Luis Galván, José Daniel Valencia y Miguel Oviedo) y llegaría siempre a las instancias finales de los torneos Nacionales entre 1974 y 1979.

En este marco llegó a la final del Nacional 77 contra Independiente, el equipo que venía de ganar todas las copas habidas y por haber pero que no ganaba un torneo local desde 1971.

En la Doble Visera empataron 1 a 1, con goles de Trossero y Cherini de penal. Recordemos que el gol de visitante valía doble.

Talleres era el equipo sensación y tenía el apoyo de todo el país, se vivía una fiesta en Córdoba y con el resultado de la ida estaban muy confiados de dar la primera vuelta olímpica para un club indirectamente afiliado a la AFA.

Previo al partido decisivo, Menéndez estuvo reunido con el árbitro Roberto Barreiro.

El juego inició bien para el Rojo, que con un gol de Outes de cabeza se iba al entretiempo arriba en el marcador. En el complemento sucederían unos hechos escandalosos que inclinaron el trámite del partido, penal que solo vio el árbitro y empate del conjunto local otra vez por Cherini, gol de Bocanelli con la mano y protesta de todo el equipo de Independiente, que a esta altura se sentía demasiado perjudicado.

Por esta última acción saldrían expulsados por protestar Trossero, Larrosa y Galván.

Un gol abajo, de visitante, con el árbitro claramente en contra, con 3 jugadores menos y apenas 16 minutos por jugar. Nunca en el fútbol argentino un equipo le había marcado un gol a otro con semejante desventaja… ¿misión imposible? Independiente necesitaba un gol para consagrarse por un gol más de visitante.

El equipo se quería retirar, las palabras del “Pato” Pastoriza convencieron a los jugadores de volver: “Vayan, sean hombres, jueguen y ganen”. Increíblemente hizo dos cambios ofensivos sin miedo al papelón, ingresaron Biondi y Bertoni (que regresaba después de una lesión, sin mucho fútbol) que fueron claves en el gol del título que marcaría Bochini.

El público córdobes, al grito de “Argentina, Argentina, Argentina”, aplaudió a los jugadores de Independiente mientras daban la vuelta olímpica.

Finalmente el candidato que quería Luciano Benjamín Menéndez (Amadeo Nucatelli) no llegaría a la AFA, y sí lo haría otro candidato que antes de este partido corría por detrás, el mismo presidente de Independiente, Julio Humberto Grondona, quien luego se perpetuaría en el poder del fútbol argentino por muchos años.

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