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El mejor gol en la historia de la Libertadores
En Soy del Rojo hacemos memoria.
Diez años antes del gol de Diego Maradona a los ingleses, en México 86, hubo una jugada maestra de Ricardo Bochini que terminaría en el mejor gol de la historia de la Copa Libertadores, el genio rojo tomó la pelota en la mitad de la cancha, eludió a 8 jugadores de Peñarol y le dio el triunfo a Independiente en un clásico copero con este gran gol.
El Rey de Copas venía de ganar 4 copas Libertadores en fila, y en la segunda fase de la Copa de 1976 tenía un grupo muy complicado contra River Plate y Peñarol. Había empatado el primer encuentro con el “Millonario”, en el segundo partido recibiría a Peñarol en la Doble Visera en la histórica noche del 27 de mayo.
El Rojo jugó con Quiroga; Bertolé, Villaverde, Trossero, Pavoni; Semenewicz, Galván; Bochini, Astegiano, Rojas y Bertoni.
A los 3 minutos de la segunda parte llegaría el único gol del partido, que sería por demás especial: Bochini recibió de Astegiano en la mitad de la cancha y comenzó a encarar, dejó en el camino a Giménez, pasó entre Pizzani y Acosta, luego entre Olivera y Zoryes, dejó atrás a Acosta que había ido al piso, siguió Garisto, ya en el área superó a González y Olivera, y definiría con un toque de derecha al segundo palo de Corbo. Golazo impresionante en una jugada enorme de derecha a izquierda, contra su perfil.
Se llega a ver la definición final:
Una apilada para el recuerdo de todos, como el golazo de “Capote” De la Mata a River en El Monumental (1939), como el de Diego a Inglaterra en el Mundial de México (1986), y probablemente el mejor gol que se haya visto en nuestros campos.
No fue contra un rival más, fue en un clásico sudamericano entre los dos equipos más grandes del Siglo XX (acumularían 12 Libertadores y 27 copas internacionales entre los dos), en una fase decisiva de cara a la final. Y contra la garra charrúa, grandes jugadores uruguayos que siempre fueron de mucha marca y juego fuerte.
Lamentablemente el Rojo caería en un desempate con River y no podría llegar a la final para repetir el título por “quinta” vez consecutiva, en un partido en el que aguantó gran parte con un jugador menos por expulsión de Galván y que sobre el final, un error garrafal de su arquero Quiroga permitiera el triunfo millonario.
Un gol mitológico para el recuerdo, que no sorprende que haya sido del maestro Ricardo Bochini