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Memoria: su papá no estaba mirando la final del mundo, lo habían desaparecido
Un relato desde el corazón en este 24 de marzo.
El siguiente texto fue escrito por Juan Manuel Osuna para Rojos por la memoria
Las casualidades hicieron que mis padres, Alberto Osuna, nacido en Lanús, y Lorenza Avalos, de Posadas, se conocieran allá en Misiones, donde la tierra es roja, como la gran pasión que llevaban dentro.
La vieja siempre me recordaba lo que de chiquita repetía de memoria: Micheli, Cecconato, Lacasia, Grillo y Cruz. La tremenda delantera de selección que mamó de niña. Y después que conoció al viejo, hincha y socio de Independiente, nacimos Renzo y yo. No tardaron en contagiarnos su amor por el Rojo.
Los recuerdos más locos fueron cuando el 9 de diciembre de 1984, y ahora que pienso, ¡recién volvía la democracia!, bien temprano, mi hermano mayor, Renzo, fue a despertarme y me dijo: “Enano, levantate que ya va empezar el partido”. Lo íbamos a ver en un viejo televisor blanco y negro. Nuestro rojo estaba por jugar la final de la Intercontinental. La Copa del Mundo, como la conocíamos en esos años. ¡Y qué alegría! Le ganamos 1 a 0 al Liverpool de Inglaterra. Doble alegría porque todavía teníamos a la guerra de Malvinas sangrando entre nosotros.
Ganamos, sentimos que era más que fútbol en ese momento. Independiente, Rey de copas. Desde Argentina el nuevo campeón del mundo. En ese momento, con 11 años, no sabía que el viejo, mi papá, no la estaba mirando. Al tiempo llegó la hora de empezar a conocer la verdad. El 10 de mayo del 1977, en Lomas de Zamora, lo habían secuestrado y desaparecido.
Luchador de los derechos humanos, de los trabajadores, solidario, servicial y peronista.
En ese triste otoño se llevaron sus sueños y deseos por una patria libre y más justa que quería para sus hijos, nietos y bisnietos. Hoy, con 47 años, la vida quiso que de esa familia de cuatro, quedara solo yo. Y en el mejor de los casos puedo pensar que los tres ya se juntaron y que dejaron sembrada la pasión en Pablo, Santiago, Gonzalo, Juan Pablo, Ignacio y Lorenzo Osuna.