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“Cuando me lesioné en 2002, el corazón me decía que tenía que estar”
El Rolfi Montenegro brindó una profunda entrevista en donde repasó su paso por el Rojo, de qué jugaba en sus primeros partidos de once, y que quería ser cuando era chico.
Daniel Montenegro se ha transformado en uno de los grandes ídolos en la historia de Independiente, sobre todo por aquel recordado campeonato del 2002.
Para aquel entonces, el Rolfi sufrió una lesión en el tobillo, pero el amor era más fuerte que el dolor: “Cuando me lesioné el tobillo en 2002, terminé jugando por inercia, no sentía el pié por las infiltraciones, pero el corazón me decía que tenía que estar”.
En diálogo con La Cocina del Rojo, el exjugador de Independiente se refirió también a su relación con Américo Gallego: “Cuando el Tolo me llama para volver en 2013 quería hablar con mi mujer para convencerla, yo con el Tolo tenía el si fácil…ja”.
“En 2002 Daniel Grinbank le compra mi pase al Olympique, le dije que a San Lorenzo no iba a ir nunca y después de Independiente a Racing tampoco”, agregó.
El Rolfi también recordó aquel partido de 2014 entre Huracán e Independiente, encuentro que decretó el regreso a Primera División para el Rojo: “Recibí dos apretadas, una de la barra de Independiente y otra de la de Huracán a mi familia. En esa final por un brujo nos pusimos cintas rojas en el tobillo, rociamos la ropa con aceite y si nos decían que teníamos que ponernos pelucas lo hacíamos”.
En cuanto a su infancia, expresó: “Nuestra casa cuando éramos chicos era de chapa y no teníamos ducha nos bañábamos con baldes. Mamá nos llevaba a un colegio religioso. Caminábamos junto a ella cerca de 3 km pegado a una vía para llegar”.
“Los 25 de Diciembre salíamos a juntar botellas con un carro para ganarnos unos mangos”, expuso también, y confesó que de chico le hubiese gustado ser boxeador.
Y cerró: “La primera vez que jugué en cancha de once fue para Liniers y lo hice de 6”.