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Nacho, un hincha del Rojo ciego que ve la vida a la perfección

Es fanático del Rey de Copas, estudia profesorado de historia y ningún obstáculo lo detiene a la hora de lograr sus metas.

Un buzo con la inscripción “Independiente”, los joggins azules, pero del Rojo, el bastón blanco y una mochila del Rey de Copas en donde llevaba la ropa de natación, ya que venía de practicar ese hobbie que según cuenta, “es de los deportes más completos porque utilizás casi todos los músculos cuando nadás”. Así estaba Nacho en la parada del colectivo 24, esperando para ir a un lugar más que especial para él y para todos los simpatizantes del “Diablo”: “A la Ciudad de Londres”. Aquel espacio que marcó un antes y un después en la vida de muchos, porque allí se le dio lugar el 4 de agosto de 1904, al nombre “Independiente” tras independizarse de los empleados del Maipú Banfield. que no los dejaban jugar en el club porque eran muy jóvenes.

Allí ingresó Nacho, en el mismo sitio donde Rosendo Degiorgi comenzaba a escribir una historia que en la actualidad continúa siendo escrita, pero ya con numerosas páginas doradas que ilustran la grandeza del Club Atlético Independiente al día de la fecha.

Al verlo entrar vestido así, un mozo se le acercó de inmediato y le recordó: “Entraste al lugar justo, acá crearon al Rojo de Avellaneda”. Acto seguido, lo llevó al lugar donde tienen la camiseta enmarcada y el cuadro de la fundación del club; ambas reliquias aún posan en las paredes del bar y con las cuales Nacho no tardó en tomarse una foto.

Nacho es un joven de 27 años que padece ceguera desde los 12, tras un desprendimiento de retina. Vive en Gerli con sus padres, un hermano mayor que se llama Claudio, y el perro “Scooby”, un pastor belga. Sin embargo, pese al golpe duro que recibió, se sobrepuso y en cada andanza deja una enseñanza.

¿Cómo nació tu amor por Independiente?

–       Fue desde chiquito. Gracias a mi viejo que nos hizo del Rojo a mi hermano y a mí. Pero Claudio la verdad que fue quien me dio la verdadera pasión. Me acuerdo que el fanatismo empezó en la temporada de 2005, cuando jugaba Agüero. Si vas a mi casa vas a ver cuadros y pósters del Rojo por todos lados. Hasta la heladera tiene una foto con los jugadores que dieron la vuelta en el Maracaná.

¿Recordás tu primer partido?

–       Sí, fue en noviembre de 2017 en aquel 4-0 contra Olimpo. Le insistimos tanto a mi viejo que finalmente nos llevó. Él tenía miedo de que nos pasara algo, pero como este era un partido tranquilo accedió.  Encima fue un día soleado, con calor y goleada incluída.  Fue un día de mucha felicidad para mí.

¿Cómo es un día tuyo cuando juega el Rojo?

–       Todo depende a qué hora juguemos, pero yo ya sé que es un día diferente porque juega Independiente. No me gusta cuando juega de noche porque tengo que esperar mucho para el partido.

¿Con quién vas?

–       Voy con mi hermano. Mi viejo va cada tanto. No es de ir mucho a la cancha

¿Y cómo vivís el partido? Circuló una foto tuya en la Norte contra Águilas Doradas escuchándolo por radio.

–       Me encanta ir a la popular. Me pongo muy nervioso. Yo podría ir al sector discapacitados, pero nunca quise entrar en esa nómina. Aparte voy con mi hermano y es más divertido.

Voy siempre con la radio. Una vez se me acabaron las pilas y me quería morir. Estuve buscando una radio por Internet con el teléfono. Fue una tortura, pero al final conseguí una FM que lo transmitía. Si no tengo la radio, me pierdo, no me doy cuenta de lo que pasa.

¿Sos de seguir mucho el fútbol?

–       Sí, me gusta mucho el de acá. También sigo el Nacional B. Me conozco a todos los jugadores. Quizá con el fútbol europeo tanto no me pasa. No me interesa demasiado. Me vuelve más loco la final del Ascenso que la de la Champions.

Creo que en el mundo del Ascenso se ven más los esfuerzos de los jugadores. En Europa lo siento como algo más relacionado al espectáculo. El Ascenso es más acorde a la idiosincrasia nuestra: hay veces que los equipos llegan tarde, los campos de juego no están en las mejores condiciones, etc.

¿En la cancha te dejás llevar por los gritos de los hinchas?

–       Sí, a veces es tal el lío que no entiendo mucho. Cuando insultan al árbitro no sé qué pasa, porque en la radio generalmente están pasando publicidad. Cuando ataca el otro equipo me pongo muy nervioso. Sobre todo, cuando es un clásico o jugamos contra equipos buenos que sé que cualquier ataque puede ser gol.

¿En qué te basás para percibir el ataque de los rivales?

–       Me doy cuenta más allá de la radio. Notás a la gente más desesperada, siento que los rivales se vienen con todo. Además, los relatores radiales tienden a agrandar las jugadas, entonces me pone más nervioso de lo que estoy normalmente, ja.

¿A la cancha vas siempre con la radio? ¿Nunca puede faltar?

–       Sí, siempre la llevo. Por ejemplo, cuando fue el penal de Barco contra Libertad que abría el partido, yo justo había ido a platea y me arrodillé porque estaba muy nervioso y sabía lo que nos costaba hacerles un gol a los paraguayos.

¿Cómo reaccionás con los que te gritan los goles antes?

–       Uh, -se agarra la cabeza como decepcionado- me da muchísima bronca. Mi viejo es uno de esos. A veces lo quiero matar. En casa yo hasta que no escucho que el árbitro da el gol y deja bien en claro que fue no lo grito. Me da bronca cuando grito goles que se anulan.

 ¿Y ahora con el VAR? ¿Te gusta?

 Me gusta, pero está mal usado. Si el VAR lo sigue manejando el árbitro       estamos en la misma. Si lo pudieran pedir los jugadores, o sea, el capitán del equipo, tres veces con las jugadas que le generaron dudas sería mucho más justo. Al estilo ojo de halcón en el tenis.

¿Seguís otros deportes?

–       Mirá, como el fútbol no sigo a ningún otro deporte, pero sí me gusta el tenis y el básquet.  Y practico natación, pero como el fútbol la verdad que no hay.

Los martes y jueves Nacho va al club a practicar natación, porque no sólo que le gusta sino que “se siente renovado cuando sale del agua y le hace bien”.

¿Hacés algún otro deporte además de natación?

–       No, porque usar la computadora no cuenta como deporte y mover la mandíbula para comer tampoco. Entonces no, responde con tono irónico y sonriente.

¿Utilizás braile?

–       Antes. Ahora ya no. Porque es muy complicado. Es más que nada para la gente que hace música. Para leer textos de 40 ó 50 páginas no sirve, porque no se puede achicar como si fueran letras y te lleva mucho tiempo. En cambio, la computadora tiene un lector de voz al igual que el celular y se descarga fácilmente.  Es como si tuvieras a alguien encerrado en tu computadora las 24 horas del día a tu disposición.

Nacho, a quien ninguna barrera lo detiene, además de realizar natación y ser un fanático del fútbol, estudia Profesorado de Historia en el Joaquín V. González, uno de los institutos de formadores de docentes más importantes de Capital Federal.

Nació con toxoplasmosis y desprendimiento de retina, y tuvo baja de visión hasta los 12 años. Sin embargo, recuerda su amor por los videojuegos: “Por suerte me pude dar el gusto de jugar a la Play y al Family y de levantarme una vez a las 3 de la mañana para ver a la Argentina en el Mundial de Korea-Japón 2002”.

La pérdida total de la visión

Cuando perdí la totalidad de la visión fue un momento complicado, no te voy a decir que no.  Por suerte tuve el apoyo de mi familia, amigos, gente conocida del barrio y del colegio que me tiraron buena onda, sino se hubiera hecho aún más difícil. Si no me hubieran apoyado, quizá no sé si hubiera terminado el colegio.

¿Es ciego o no vidente? 

–       Yo prefiero que me digan ciego más que no vidente. Es más crudo, sí. Pero es la realidad y punto.

¿Cómo reconocés a las personas?

–       Por el perfume o por la forma corporal que puedan tener.  De las caras que vi mucho no me acuerdo, sinceramente.

¿Las de tus viejos tampoco?

–       Sí, pero a mis viejos los tengo y les puedo dar un abrazo y sé más o menos cómo son. Hace 15 años perdí la vista y la cara de ellos cambió. Sí me puedo llegar a acordar más la cara de Homero Simpson que de la gente, jeje.”

¿Hay ciertas cosas que te alegran no poder ver?

–       No, sinceramente no. Porque todo es parte de la realidad y yo sé que la realidad no es todo color de rosas. Yo no lo puedo ver, pero, por ejemplo, una persona en situación de calle yo la siento que pide una moneda o que te pide ayuda o siento que está sucia y demás. Te das cuenta igual. Verlo o no es un condimento nada más.

¿Creés que las personas ciegas son menos superficiales porque no se basan en la apariencia?

–       No, hay de todo. Mucha gente ciega también se fija, eh. Las personas ciegas no son todas buenas como uno puede creer o inocentes. Somos personas como todos: algunos son garcas, otros no, muchos son pajeros, muchos no, Hay algunos que usan la ceguera como avivada y eso no está bueno.

¿Te enamoraste alguna vez?

–       Sí, estuve con una chica de Jujuy un tiempo. Ella es ciega también. Fue hace un par de años, ahora ya no. Uno se puede enamorar de la voz de una chica. Para mí si tiene linda voz es una linda chica.

¿Cómo la conociste?

–       En un encuentro de ciegos que hubo una vez en Salta. Estuvimos juntos como 10 meses. Yo tenía 20 años y lo cuento como una experiencia.

Nacho, que evidentemente su vida está ligada al fútbol, compara:

– Ahora estoy como esos delanteros que no tienen situaciones o que la pelota no les llega, ja. Pero porque estoy saliendo poco también.

¿En alguna situación de la vida te sentiste fuera de lugar, diferente o con impotencia?

–       Me molesta que haya gente que no me pueda definir la imagen de algo, por ejemplo. O cuando voy a un lugar y la gente le hable a la persona que está conmigo.

¿Cómo es eso?

–       Imaginate que vos me acompañás un día al kiosko, y el kiosquero en lugar de hablar conmigo te consulta a vos; “¿Che, qué quiere él?”. No entiendo por qué no me lo preguntan directamente a mí. Yo tengo una incapacidad, pero no me impide en lo más mínimo comunicarme.  Si yo voy con vos caminando de la mano y la gente nos ve, la mayoría debe pensar que sos mi hermano. Pero si voy caminando con una chica que es ciega, la gente piensa que es mi novia por el mero hecho de que es ciega como yo. La gente tiende a pensarlo así. Son cosas que me fui dando cuenta con el correr del tiempo.

Tras una charla distendida sobre sus situaciones en la vida, Nacho dejó en claro que la ceguera no es un impedimento y relata:

–       “Cuando me hablan evangelistas o personas así con cierta tendencia a una religión y me hablan de la ceguera como un problema o me indican qué pasos a seguir para curarme, les respondo: “Mirá, está todo bien con la ceguera, prefiero curarme de la uña encarnada no de la vista”.

Hay que vivirlo como es. Cada vida es una situación particular. Por ejemplo, en el mundo hay animales que son muy chiquitos, pero tienen alas. Nosotros no tenemos alas, pero tenemos fuerza y habilidades y eso nos permite hacer otras cosas.

Esto que decís es una lección de vida, ¿cómo la aprendiste?

–       Con la vida misma. Con el correr del tiempo empecé a vincularme con amigos ciegos de diferentes edades y todos te van transmitiendo algo. Uno entiende cómo se manejan. Son personas totalmente normales que estudian, trabajan, cuidan hijos, etc.

¿Cómo fue tu vida a partir de que perdiste totalmente la visión?

–       Al principio fue muy duro. Pero después con los años me empecé a juntar con la gente ciega y ahí entendí que se puede hacer todo y ser una persona libre. Casi todas las mejores experiencias que tuve las viví con amigos ciegos:  viajar, conocer diferentes provincias, ir a fiestas, emborracharme, etc.

¿Te sentís más cómodo con ellos?

–       Me siento cómodo con la persona que me hace sentir cómodo. Con ellos tuve experiencias que con las personas que sí ven no las tuve. Como me manejo con personas ciegas como yo, ninguna te va a dar un cuidado diferente porque somos todos iguales.

¿Participaste en los 8 Escalones?  

-Sí, (sonríe) un amigo mío que es fanático de Chicago, de hecho, es amigo de Samuel Cáceres que jugaba en Independiente. Un día salió en TyC Sports en una nota en la cancha y de ahí lo llamaron de los 8 Escalones y me invitó para participar. Era todo sobre mundiales. Nos faltó muy poco para ganar el viaje a ver la final del Mundial de Sudáfrica, pero le ganamos al “Colorado” Liberman y nos llevamos 40.000 pesos”.

Para terminar, ¿una anécdota o historia con Independiente?

–       Con mi hermano pude vivir algo único y una de las cosas más lindas que me dio Independiente:  cuando ganamos la Sudamericana queríamos ir a festejar a la sede de Mitre así que nos pusimos la camiseta del Rojo y esperamos al 100 que jamás vino, pero apareció un camión que levantaba hinchas y no dudamos en subirnos. Íbamos cantando, saltando, tomando cerveza y no sabíamos ni con quiénes estábamos, ni cómo se llamaban ni de dónde eran ni a quién habían votado, pero sí sabíamos que lo único que nos unía eran los mismos colores, las mismas ganas de festejar y gritar “dale campeón”.  Fue una de las cosas más lindas que viví como hincha. Independiente es esto: alegría, amigos, fanatismo y es de las cosas más preciadas que tengo en la vida.

Nacho, cuando terminó la entrevista, habló de sus objetivos y metas que le faltan cumplir. Como aquel niño que nace y despierta con un sinfín de sueños que le brinda la vida. Los de este fanático del Rojo son terminar la carrera, conocer a los jugadores y estudiar periodismo deportivo. Sin dudas, un ejemplo a flor de piel, de que las cosas por más que cuesten se pueden hacer y que el único impedimento que se presenta en la vida es una barrera llamada “uno mismo”.

Por Tomás Robbio

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