Columna de Opinion
Demos Fundación
Si de atraer capital privado confiable al Fútbol se trata, y ya se da paso al debate, ¿por qué la S.A.D. es la única alternativa planteada? ¿Qué hace que no se pueda crear una Fundación Independiente de Avellaneda, con el formato receptivo de cuanto fondo inversionista quiera? ¿Es el Club quien debe sufrir la prueba piloto del formato de administración privada del Fútbol en Argentina?
Es importante conservar la identidad y conformación de una exitosa fórmula de Asociación Civil que, aún con los peores 20 años de títulos y administración a cuestas, sigue siendo la más laureada de América. Por lo que constituir de cero una Fundación, organismo saneado -no como la Asociación Civil que debe mucho- que desde su creación debe tener una dotación patrimonial fundacional, permitiría hacer las pruebas de capital extranjero, otros vínculos y acuerdos societarios, además del muy utilizado fideicomiso, fondos de inversión y todo tipo de acción para capitalizar que se quiera armar, siempre con la clara intención de abastecer al Club Atlético Independiente de equipos profesionales que se aboquen a la tarea de consolidar su marca en el mundo del fútbol nuevamente.
¿Quién dice que sólo la Sociedad Anónima Deportiva es la solución? Crear otro Organismo sería un modo de preservar la función social y cultural que el Club conserva, haciendo foco en los proyectos específicos en que la Fundación hace su aporte de capitales inversores. Preserva a los Socios como dueños de su Club en su centésimo vigésimo aniversario, y provee de la única búsqueda de solución que se aborda y da comienzo a este tema: rescatar a Independiente de donde está.
Por otro lado, el planteo de que los socios mantengan el 51% de las acciones, a “la alemana”, primero convierte a los socios en accionistas, que ahora no lo son. Y se desconoce cómo se accederá a esa condición de socio inversor. Si es poniendo dinero, ya restringe el acceso a la sociedad a los cuota-aportantes actuales. En criollo, de Club de raíz popular que conquistó el mundo, a quedar en mano de los socios pudientes. Dejemos eso para los vecinos aristocráticos.
No es cambiando el modo societario de Independiente que se encuentran soluciones, sino que así se entrega la propiedad del Club, que si se valora su historia se sabe lo que costó traer a estas instancias de 120 años de vida. Ojo, no podrán hacernos olvidar de los 100 en que funcionó tan ejemplarmente que éramos reconocidos en el mundo por los dirigentes que nos conducían. El desgaste de los últimos años no debe hacernos creer que somos menos y por eso entregar lo conseguido.
Independiente lucra
El fútbol se trata de roles. El jugador, juega. El técnico implementa la táctica. El árbitro administra justicia. Y la dirigencia dispone las condiciones para que todo se lleve a cabo con orden y buscando el progreso del Club que representa. Independiente carece de mucho. Se acciona al revés de los intereses del Club, que dejan de ser defendidos. De allí que la transparencia prometida no pueda ser reflejada en hechos, porque el lucro que innegablemente genera no se confiesa, sino que se oculta entre matufias y kiosquitos, y deja de defenderse los intereses de la Institución para ocuparse de los personales.
Mientras la dirigencia del Club no asuma su rol, el técnico se sentirá en la obligación de cumplir roles no asignados, el jugador deberá dedicarse a otra cosa que mostrar sus condiciones y el hincha se volverá quejoso en lugar de exigente. ¡Esto no es volver a ser Independiente!
Debemos recuperar los sistemas de confianza. Una sociedad se sostiene a través del vínculo de los individuos que la componen. Y hoy se encuentra más aferrada a una especie de catenaccio vincular, donde se busca más el error que la construcción de juego.
Percibir los puntos débiles de alguien es una habilidad que se desarrolla cuando el propio cuerpo siente la amenaza, y los sistemas defensivos se activan. Es preferible detectar la debilidad del otro, antes que afianzar la fortaleza propia, estando subsumido en la desconfianza.
Eso hace que se torne imposible construir algo sobre rieles y con buenos cimientos, y constantemente se está malgastando energías en tornarse creíble, cuando de base debería ser así. ¿Por qué hay que justificar la confiabilidad? ¿No es conveniente para emprender estar de principio confiado en quien tiende una mano o nos facilita algo?
El tejido social está averiado, y toca restablecerlo. Demos Fundación.
Independiente quiere
Asumiendo que la Asociación Civil de nuestros corazones está averiada, tocada, a riesgo de que su continuidad sea la debacle, quiebra y desaparición, como nos la quieren vender, me arriesgo a creer que este barco que conocí de chico no se hunde, sale a flote a fuerza de la misma persistencia dirigencial que se nos mostró en hechos que era efectiva, y se trata nomás de generar el esperado canal receptivo de inversiones sin por eso vender la Institución.
Entiéndase: Independiente es una joyita guardada, añejada, curtida, con pasta de campeón asentada para cuando toque embadurnar al que venga a oponer resistencia. Hagan cola las empresas que quieran invertir en nuestro Club. Ordenamos unas cuestiones de cómo les garantizaremos el destino de sus capitales, y volvemos a que podamos hacerlo. Pierdan cuidado, que estamos a disposición, porque el Diablo siempre atiende, y abrirá sus brazos a nuestro estadio, sede, predios, y quién sabe cuánto más se pueda hacer con ese nombre que resuena en cualquier idioma. IN-DE-PEN-DIEN-TE. Compréndase, tómese nota, que a fuerza mediática no se cambia una convicción, un modo de ser y tomarse la vida y el fútbol. Traigan y ayuden con lo que quieran. Pero no toquen lo que no se dejará romper. Nada ni nadie lo va a cambiar.
Demos Fundación de una vez. Demos batalla en el mundo de las marcas, los capitales golondrina, los que anidan, los que comen y se van, pero siempre representando y defendiendo a la Institución que nos enlistó en sus filas para siempre. Siempre para Independiente.
Por Maximiliano Galin ✍