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Columna de Opinion

Todos fideicomisos triunfaremos

El Rojo se hunde en su capacidad productiva de gol y llegada. Jugamos contra el mejor. Nos hizo precio. Jugamos contra nosotros mismos. Nos humillamos. Empieza un nuevo campeonato. Así arranca la semana el hincha rojo.

El único dejo de esperanza está depositado en nuevas adquisiciones que, si no se dieron hasta ahora todos nos preguntamos si se darán en mitad de año al menos. Y en la colecta lanzada desde la iniciativa apolítica -pongámosle, si es que eso existiera- de una influenciada capacidad de obtener metas. Y es tan importante para el Rojo querido lograr una. Aunque no fuera futbolística, un logro institucional de conseguir lo que se debe. A lo que hemos llegado…

Fideicomiso místico

La figura del Fideicomiso se remonta a la época canterista.

Que por cierto, volvieron a surgir de las macetas esas caripelas alegres y socarronas, junto a su líder espiritual en brindis espumoso. Vuelven con ínfulas e intenciones de formar la Agrupación de jóvenes místicos. Empezando por que la palabra mística representa mucho en el universo Independiente como para que esta juventud perdida se la apodere sin más. Bien valdría que dejen el característico inoportunismo de lado, y corran nuevamente a sus madrigueras, a sus pozos a guardar la cara nuevamente. Han hundido al Titanic, muchachos. Han llevado a Independiente a su mayor mancha histórica, el descenso. No deberían asomar sonrientes e impunes ahora, que estamos bordeando la repetición de la historia. Convendría el mea culpa, la aceptación de ostracismo al que los condenó su accionar. Y si no lo distinguen, nos corresponde a los hinchas y Socios obrar en defensa. El Club ante todo.

Y en ese afán es que los hinchas volveremos a dar un paso al frente. Como manda la historia de este Club, volveremos a decir presentes, en una Confluencia por Amor a nuestros colores como jamás se hizo en una Institución del fútbol. Independientemente de lo que digan los demás. De las mentiras, de los tejes y manejes, de la incapacidad, el dolo o la inoperancia, independientemente de todo. Sólo pedimos que nos habiliten el Fideicomiso que todo lo puede y justifica, para darles por la cabeza a esos fantasmas del endeudamiento, quiebra, descenso, o como cada cual quiera imaginarse al monstruo mismo. El demonio tiene la forma que cada hincha le quiera poner, con nombre propio o no, y es en esa autodestrucción fagocitadora de artimañas varias que se construye la próxima derrota vertiginosa que nos sumerja más en el pantano.

¡Quietos! Toca salir. Con movimientos precisos, quirúrgicos, del lodazal en el que nos metimos.

El fiduciario

Un fiduciario es una persona que administra el dinero o los bienes de otro. Es la figura de confianza que tiene como fin gestionar los recursos obtenidos. En el título propietario del Fideicomiso se deposita la legalidad que permite que el fiduciario destine los fondos a una finalidad específica. En este caso, reducir la deuda de la Asociación civil que nos afecta y tiene en vilo.

Es el mismo sistema de Fideicomiso que permitió que arrastráramos una larga convocatoria de acreedores por años, y se evitara una supuesta quiebra. Es el Fideicomiso el que introdujo a un misterioso Arístides que aún conserva su cabeza intacta, y en el que hoy se deposita la confianza que nos salvará de estar al espiedo vuelta y vuelta. “Dios Vaquita” nos sacará de pobres y nos dará un envión presencial taca-taca ante el soberano mundo del fútbol que mirará con asombro cómo el hincha rojo se pone para gatillar -mínimo- caso Verón y deuda América de México.

Entre toda esta bataola, no debemos perder de vista que tenemos pendiente una Asamblea de Socios para dejar firme un Presidente. Antes del 12 de julio debe estar cocinado eso, aunque se comenta que para junio lo resolverán… Y luego, en un Fideicomiso Unido y Soberano brincaremos sobre el cadáver del enemigo, y adquiriremos Copas, conquistas memorables, jugadas inolvidables y partidos al menos recordables. Olvidaremos lo vivido. Dejaremos atrás los ojos que nos hicieron sangrar y renovaremos mirada motivados por una accionar dirigencial ejemplar. Toda esta caballerosidad expresiva no es más que para pedir el destierro del cargo de Mánager en el Rojo al menos por dos años. Es el resorte que se avisora suelto, y que salta, para evitar la tragedia mayor, que solo el Diablo sabe cuál será.

Mientras, traigan al influenciable Fideicomiso, sumerjámonos en las mieles del levantamiento de inhibiciones, que 100 promesas de inferiores piden volver a jugar para el Club o darse a la fuga a mitad de año. Pollitos que se escapan debido a la mala administración, que se entrega a la deriva de un barco que no se sabe si encalló, se quebró, o toca recurrir al astillero para reparar. Gigante perdido de batallas jugar, vamos a fideicomisar y ver qué pasa. No hay más tiempo. Lo que es seguro es que el hincha va a aguantar la parada. Déjenlo actuar, suelten la naranja que ya bastante exprimida está, y veamos si se repone y da jugo nuevamente. El fiduciario se encarga. El hincha siempre va a estar.

Por Maximiliano Galín

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