Columna de Opinion
Con los huevos de toda la gente
Ya lo dijimos: “no culpen a la pasión”. Y cómo serán las cosas, que es la pasión de sus hinchas lo que esta levantando a Independiente.
Porque ya pasó con la colecta, solos sus hinchas, que ya no confían en nadie, juntaron lo suficiente para levantar la inhibición impuesta por el América. Sin favores de políticos ni trampas de la AFA, como otros supieron tener.
Y esta vez, cuando parecía todo perdido, fue el aliento, los gritos y el empuje de un estadio Libertadores de América otra vez colmado, lo que llevó a la victoria a Independiente ante Tigre sobre la hora.
Porque otra vez parecía que iba a triunfar la injusticia. Por las fallas propias en la definición, pero antes que nada por la decidida mala intención del arbitraje. Porque el arbitro Nazareno Arasa no solo intentó inclinar la cancha a favor del visitante cobrándole a favor todas las jugadas dudosas (el córner que no dio en la jugada de Baez en el segundo tiempo es la mejor prueba) sino que en todas las jugadas de VAR fueron sancionadas en contra solo por una razón: la mala leche. Barreto nunca tuvo oportunidad de sacar la mano ante el rebote en el penal y el offside por milímetros de Cauterucho en el gol de Cuero anulado solo se cobra cuando se lo quiere cobrar.
Porque ante la ausencia del capitán Marcone por lesión, nadie en cancha supo ocupar su lugar, con o sin cinta para hablarle al arbitro ante cada polémica. Para hacerle sentir la localía. Para demostrarle que somos Independiente y que no nos pueden venir a meter la mano en el bolsillo otra vez.
Porque algunos de los “refuerzos” rara vez rinden, rara vez demuestran toda su experiencia en el exterior, pero muchas veces juegan en puntas de pie y siempre le generan cuantiosas deudas al club.
Pero la gente si lo entendió. Y gritó y empujó. Y los pibes siguieron yendo al frente, a pesar del alevoso mal arbitraje y la exasperante displicencia de algunos compañeros. Porque Vallejo primero, con su gol y principalmente Ortiz, la figura por lejos del partido, con sus quites y su decisión, llevaron al rojo a la victoria. Porque ellos como nosotros, son de Independiente y entienden que acá no abandona nadie.