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Bicampeón de América
Hace 55 años, Independiente conseguía su segunda Copa Libertadores.
Este miércoles se cumplen 55 años del Independiente bicampeón de América 64/65, el Rey de Copas jugaba una final perfecta contra Peñarol y lo goleaba 4-1 en Santiago de Chile.
El Rojo se había convertido en 1964 en el primer campeón argentino de América, la copa se llamaba hasta ese entonces Copa de Campeones de América. Sería el único equipo argentino y el único junto a Peñarol y Santos en ganarla con esa denominación.
En 1965 iba a nacer el mejor nombre para una copa, Libertadores de América, en honor a los líderes de las guerras de independencia en el continente. Justamente un club llamado “Independiente” iba a defender el título y se iba a convertir en el más ganador de su historia.
Por esos años, la copa continental más importante, era disputada únicamente por los equipos campeones de cada competencia local y sumaba el campeón vigente en la segunda fase.
En esta edición no habría sorpresas y en las semifinales chocarían, en series dramáticas, los mejores equipos: Peñarol – Santos y Boca Juniors – Independiente.
Los rojos vencieron en el primer partido a Boca por 2 a 0 con goles de Mura y Rodríguez en los primeros minutos, sería clave el penal atajado por Santoro para mantener la diferencia de gol, muy importante en caso de igualdad de puntos.
El segundo juego fue triunfo de Boca por la mínima, con un gol de Rojas en offside.
Con estos resultados tenía que jugarse un desempate, en el mismo estadio donde se disputaron los partidos anteriores, el Monumental de River Plate. Igualaron 0 a 0 y debieron ir al tiempo suplementario. A Independiente lo favorecía la diferencia de gol, no debía perder en 120 minutos. No se movería el marcador de una serie que se destacó más por la garra que por el juego, clasificando el Rojo a la final.
Del otro lado el Santos, que tenía al legendario Pelé (goleador de esta edición), no podría con Peñarol, que se llevaría la semifinal con un global de 9 a 8, también desempatando en el Monumental de Núñez.
Con el Independiente – Peñarol de la final habría clásico sudamericano.
El primer partido se disputó en la Doble Visera y fue triunfo rojo por 1 a 0 con gol de Bernao en los últimos minutos, una victoria merecida.
En Montevideo se vio una versión distinta de ambos equipos, Independiente fue claramente superado por 3 a 1, el gol del descuento lo convirtió De la Mata (hijo de Vicente, una de las glorias máximas del club).
La copa se iba a definir en el estadio Nacional de Chile, el conjunto uruguayo pasaba a ser favorito por lo demostrado en el último encuentro y contaba con ventaja en caso de haber igualdad.
Había que corregir mucho para repetir el título, pero el técnico Manuel Giúdice tenía el desquite en su cabeza, con el convencimiento de que sus jugadores no le fallarían: Miguel Ángel Santoro, Rubén Marino Navarro y Raúl Decaria; Roberto Ferreiro, David Acevedo y Juan Carlos Guzmán; Raúl Bernao, Osvaldo Mura, Roque Avallay, Vicente de la Mata (Miguel Ángel Mori) y Raúl Armando Savoy. En el banco quedaron suplentes de lujo con Toriani, Pavoni, Rolan, Maldonado, Paflik, Rodríguez y Suárez.
Y no le fallaron… Independiente salió a jugar como lo hizo en todas las finales de su historia, en modo ganador. A los 10 minutos ya ganaba con gol en contra después de un desvío. De milagro no llegó al segundo en los minutos siguientes, hasta que Bernao metió un golazo al primer palo poco antes de la media hora.
Peñarol no estaba en su día, le cobran un penal inexistente a Navarro, que el jugador Rocha lo desperdiciaría. Al instante llegaría el tercero a través de Avallay.
El primer tiempo fue un festival rojo que terminaría 3 a 1 con el descuento de Joya.
En el complemento restaba la frutilla del postre, un golazo de Mura que se sacó de encima a la defensa uruguaya, eludió al arquero y definió arriba.
Todos los jugadores hicieron un partidazo, la gran figura fue Vicente De la Mata (hijo).
Con grandeza despachó a un durísimo equipo uruguayo que jugaba su cuarta final en 6 años y tenía figuras como Mazurkiewicz, Forlán (padre de Diego), Gonçalves (ídolo máximo), Rocha y Joya, entre otros.
El Rojo otra vez campeón, con los brazos en alto.
