Columna de Opinion
La 10 vacante y el Escudo adelante

¡Aatencióon! El mundo Independiente ha temblado. El Séptimo Anillo del Kun se ha manifestado y el Infierno ha vibrado en consecuencia. Convóquese la Noche Roja, o la Noche Diabla, o la inigualable “Noche de Copas” para quedar instaurada en el calendario futbolero como si fuera la copa Joan Gamper, o la bendita Noche Amarilla que nos trajo las declaraciones inesperadas.
Este Club debe retomar ese paso de vanguardia que siempre lo caracterizó. Volver a ser pioneros. Así supo enseñarnos la clase dirigencial que llevó a nuestro Club a lo que es. Una Institución modelo, supimos ser. Retomar esa senda es el único camino que queda por atravesar para intentar salvarlo. Aquel “Camino del Rey” es el que toca deconstruir y reconstruir, desandar el recorrido que nos permite, 50 años después, celebrar que seguimos siendo los campeones indiscutidos del continente americano. Ejemplo, grandeza, Gloria, son palabras que deben desbordar de las paredes de ese místico estadio Bochini.
Sentado en una platea de plástico, que te comía el pantalón con pellisquín corto porque estaba quebrada la olla que simulaba ser cómoda, un hombre mayor, con bufanda roja desbordante, me sintetizó a qué refiere esta expresión tan clásica de El Escudo por delante. Se escucha mucho el por y para Independiente…
“¿Ves ese Escudo?”, esbozó mientras me señalaba con el mentón el escenográfico panorama de la Doble Visera con su simétrico centro de mesa embanderando. Asentí varias veces con mi quinceañera cabeza cubierta de un piluso decorado con cuidadas tiras rojas y blancas. “Que eso esté ahí no es casual. Entender que El Escudo está por delante es todo, pibe -acomodó su gola mientras su cuerpo reposaba en una ollita a presión que lo contenía- porque el día de mañana viene cualquiera y te lo quiere sacar y sólo entendiendo que es primero Independiente y luego el resto es que lo vamos a poder defender. Desvíos, atajos, intereses por fuera, siempre va a haber, pero tener claro que lo que hacemos es por y para nuestra Institución es muy importante. Este Escudo es enorme porque algunos tuvieron las pelotas de representarlo a él, y no a otros, y ponerlo bien alto, visible. Dejar escrito en la historia del fútbol argentino que hubo un Club que fundó sus raíces en el barrio y llegó a ser el más pijudo de América.
Este Escudo es reconocido en el mundo, primero porque tuvimos al más grande, el Bocha, y segundo porque el que se pone esa camiseta, con este Escudo, lleva una responsabilidad encima que tiene que entender desde el día cero. Somos el juego por sobre la trampa, las manos limpias y la pierna fuerte y templada, el paladar negro y las noches de Copas. Hacer prevalecer eso es hacer las cosas por y para Independiente. Desde el hincha que cuida lo que es suyo, las instalaciones del Club, el directivo que se preocupa por la comodidad del socio y generarle ingresos duraderos a la Institución, o el jugador que se emociona al entrar a jugar a esta cancha. Ese Escudo nos representa. A cada uno. Y verlo cuando entramos, grande, imponente, nos deja claro que estamos en casa. Y que esa casa siempre la vamos a cuidar y proteger. Porque es nuestra. Y porque en sus bases tiene los cimientos que nos llevan a ser el Rey de Copas, los constructores de hazañas mayúsculas, los Diablos Rojos de Avellaneda”. No finalizó la frase que un desaforado clavó un repetitivo ¡Rojo por demolición! seguido de aplausos de quienes lo escucharon escupir sus verdades, a este hombre canoso, que no recuerdo el nombre -porque de hecho nunca se lo pregunté- mientras se acomodaba la bufanda en un acto reflejo de conservación. Palabras más, palabras menos, es mi recuerdo en retina de un entretiempo de una noche de Copas más, lastrando un paty, seguramente un miércoles de fines del 1900, junto con el viejo en la bandeja Cordero.
La 10, vacante
Sale este domingo a la tarde el primer equipo del Club Atlético Independiente a la cancha del estadio Libertadores de América Ricardo Enrique Bochini. Su 10 hoy está guardada. Su Copa emblema, hace 39 años que no se vuelve a conquistar. En una inteligente y estratégica decisión, el Comandante en Jefe Stillitano conserva la camiseta 10 bajo llaves para quien se la gane. No debemos volver a cometer el improperio de dársela a quien no valora. La 10 es sagrada, en este Club y en cualquiera, pero más en este.
Desandar el Camino del Rey induce a tomar conciencia en un relámpago que se está en el estadio del más grande de América. Remodelándose acorde a un plan para usufructuar sus beneficios. Restaurante, Museo, Experiencia, otros términos que deberán sacar su abono a la cancha y hacer que volvamos a ser una atracción a todo público.
¿Quién puede estar cegado para no ver que la despedida o vuelta del Kun al Club de origen es manija y beneficios en todo, sea por un partido, medio año o una Copa?
La realidad del Club indica que hay que profesionalizar el modelo de negocio, y una figura indiscutida y convocante es todo lo que se requiere para retomar esa opción. Hacer del fútbol el negocio que acerque a las partes a realizarlo, llevarlo a cabo.
A las puertas del infierno no tan encantador del Salvataje, también conocido como Ley Racing, se encuentra esta Institución. Una Sociedad Anónima Deportiva no está para nada probado que genere lo que tanto deseamos los Socios, la recuperación prometida.
Pero una cosa es prometer, y otra bien distinta cumplir. Ser consecuente con lo enunciado y accionar para que eso que se quiere conseguir ocurra. La esperanza de recuperar terreno en este arrasador panorama está y así lograr que Independiente salga adelante. Siempre para adelante.
Convoquen al Diablo para erradicar las maldades que a su figura le generan los codiciosos, maliciosos, inoportunos o apenas ratas de alcantarilla que lo hieren en su fuero íntimo, resienten su corazón averiado. Dejen al Demonio Rojo que se salve para encantar nuevamente con su atractivo paso triunfal. El Rojo genera movimientos y oportunidades para plantarle cara a un 2023 donde no habrá Copas, pero sí expectativa de recuperar la senda. Con la 10 retirada y El Escudo por delante debemos avanzar.
Guapos para una jornada
Todo aquel que se haya tomado el tiempo de leer el Estatuto de la Asociación Civil que constituye a su Club Social y Deportivo, sabrá que son las Asambleas y no las conferencias de prensa los espacios donde puede asistir el Socio, ya sea a escuchar sin voz o a emitir su voto, si se animó a enfrentar los obstáculos que implica ser de representante de socio para arriba en cargos directivos.
Sin embargo es curioso cómo se limita la intervención directa del Socio en los actos relevantes del Club. Y se agregan intermediarios entre la información y el dueño del Club, el Socio.
Los reconocimientos al Socio se hacen desear, y hay 48 esperando que les devuelvan el acceso a su casa por -en algunos casos- portación de Escudo. La injusticia aflora y lo que quiere ser una premisa de Seguridad se limita a una discriminación probatoria.
Los progresos no siempre son de la mano del dinero, sino a través del trabajo de campo, la identificación con la pertenencia. Ser del Rey de América como Socio debe ser algo más que bancar en las malas, más bien un beneficio directo y exclusivo para el que aguanta los trapos. ¿Querés aguantar más?, vení pasá, bienvenido al Club Atlético Independiente.
Esta Institución clama por un espacio donde el Socio pueda ingresar y ver la situación no sólo económica sino deportiva de otras disciplinas, la chance de sacar sus bonos o abonos por esa misma vía, y premios y recompensas por brindar algo al Club, sea económico o servicio social, propuestas y compromisos, acciones del Club para ellos.
Club que a las claras necesita de aportantes, sponsors, gente idónea y capaz de sacarlo a flote. Un Gigante no se hunde. Solo sufre averías. Y no hay necesidad de heridas expuestas para curarlo, sanearlo, o reestablecerlo. Alcanza con llevar a cabo la pieza. Ejecutar un Plan. Dicho Plan, en cada área o subcomisión que conforma la Comisión Directiva, debe ser conocido por el Socio.
Qué quieren hacer. Qué están haciendo. Incluso cómo se puede ayudar. El Socio genuino quiere hacerlo. Y sabe que al defender sus colores se juega la posibilidad de un derecho de admisión sin comerla ni beberla. Ser denunciado por tu Club sólo por pedir elecciones es una mancha a borrar. Sería conveniente para la convivencia social que esos Socios puedan asistir a su casa nuevamente. Que la casa sostiene El Escudo. Y la 10 espera que se decida el Diablo a meter su cola, y los memorables goles de la retina roja volverán a surgir.
Por Maximiliano Galin ✍