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Columna de Opinion

Lucas Romero conducción

Apareció el juego. Apareció el funcionamiento del equipo con diversas variantes y matices. Fueron muchas las jugadas que empezaron en terreno propio, y en base a movilidad y toqueteo, Independiente progresó hasta el arco de Central con inteligencia y alto riesgo.

Si bien el despertar de la era Pusineri venía auspicioso, faltaba más fútbol asociado y ser un poco más determinante en los metros finales. Y para ello, principalmente, Lucas Romero dijo “presente”. Fue siempre el primer pase claro. Ordenado y criterioso, fue el comienzo de todo peligro rojo.

Después, continuando esa necesaria cadena, aparecieron Leandro Fernández y Cecilio Domínguez. Dos jugadores de verticalidad y habilidad pero que, además, frente a los rosarinos le agregaron algo fundamental: pausa. Ese stop necesario para dar un pase filtrado, para que el gol sea cuestión inminente.

Pero además de ese interesantísimo tridente (Romero-Fernández-Cecilio) hay que añadir que se pudo ver un sólido circuito. Con laterales participativos, y los Romeros delanteros activos y pivoteando.

Tan bueno fue el funcionamiento, que los habitualmente resistidos Barboza y Blanco también se contagiaron del buen juego y cumplieron muy buenas actuaciones. 

No obstante, aconsejamos prudencia. Fue sólo un partido y el equipo necesita más encuentros como estos, para poder hablar de una identidad definida y no de situaciones aisladas. Parece que el DT tiene las cosas claras y va en busca de ese Independiente comprometido, agresivo y protagonista.

@GastonIbarra

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