Columna de Opinion
ORGULLOSO de ser de Independiente
Ayer 27 de enero me sentí bien y orgulloso de ser de Independiente y no fue por el fútbol.
El día de ayer fue el Día Internacional de Recuerdo del Holocausto en conmemoración de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz en 1945 y que fue consagrado por las Naciones Unidas para que los países se obliguen a recordar educando para la paz, la no discriminación, el diálogo y el encuentro en la diversidad.
Pero esta obligación no es solo para los Estados y los gobiernos, lo es fundamentalmente para que las personas y las instituciones que ellos conforman se comprometan y trabajen por un mundo mejor.
Mi segundo nombre es Bernardo. Lo llevo en recuerdo de mi bisabuelo que murió en manos de los nazis en Kobrin, su pueblo natal en Bielorrusia. No tenemos tumba donde rezar por su memoria.
Ayer me sentí contenido por mi Independiente. Acompañado como le habrá sucedido a muchos.
Una placa sencilla pero contundente que se viralizo hacia saber que al “Rojo de mi Vida” este día no le era indiferente, como tampoco le fue a este portal informativo en el cual escribo hace un año.
No se cuantos clubes lo hicieron, como también ignoro si la AFA se ocupó. Lo cierto que Independiente sí lo hizo y fue muy bueno.
Debemos entre todos, día a día, desde el lugar que nos toque, trabajar para erradicar la cultura de la indiferencia con quien está al lado. Hacer llegar el día en que quitemos del folclore del fútbol los cantos que insultan, ofenden, discriminan, estigmatizan y generan odio porque la violencia siempre comienza con la palabra. Aportemos desde el lugar que nos corresponda para que ello suceda.
Se trata de educar con compromiso, de educar siempre sin descanso. Este gesto de Independiente tiene un mensaje poderoso.
Cuando hablamos de la familia Independiente no hacemos otra cosa que reconocernos todos en lo que nos une sin prejuicios ni condicionamientos.
Como todos, cuando ocupo mi lugar en la Erico Baja, al igual que en mi adolescencia lo hacia en las tribunas, comparto el espacio y las emociones con miles de personas. Jamás nos preguntamos ni por nuestra religión, ideología, condición económica, historia u origen.
Nos importa solo reconocernos como parte de algo más importante. Convivimos y disfrutamos juntos. Eso es la familia roja.
Ayer como yo muchos nos sentimos tenidos en cuenta, cuidados, mucho mas que meros números de asociados.
Yo quiero hoy acá agradecer y reconocer. Son gestos que hacen bien, que son buenos para todos.
¡Orgulloso de ser de Independiente!