Columna de Opinion
Experiencia y corazón, la fórmula para frenar el sismo Rojo
Independiente vive sufriendo sismos permanentes y que asusta a cualquier geólogo. Rompe cualquier escala de Richter. Lo problemático es que los movimientos telúricos del “Rojo” se tornaron tan naturales como los de la propia Tierra. Ya a nadie sorprende que se vivan verdaderos terremotos todo el tiempo en el club. Caos por jugadores, caos por el cuerpo técnico, caos por los dirigentes, caos por la economía y así podemos enumerar otras catástrofes que ponen en jaque al rey, que resiste a pesar de autoflagelarse sin cesar.
Tras agotar los dos fusibles, que eran Lucas Pusineri y Jorge Burruchaga, Independiente salió a la búsqueda de, al menos, un entrenador. La dirigencia nunca quiso un manager. Ante la presión popular buscó un ídolo para apoyarse en su espalda. Por tal motivo, todo parece indicar que ese puesto se esfumará.
En ese marco, a propios y ajenos sorprendió la llegada de Julio César Falcioni, quien regresa al cargo de DT tras 15 años en el club.
Se trata de un técnico que puede aportar orden a Independiente. A esta altura de su trayectoria, no le temblará el pulso de depurar a un plantel que está en su gran mayoría devaluado y agobiado. Se puede pensar en que busque un mix entre jugadores de experiencia con juveniles, ya sea potenciando a quienes hoy ya tienen rodaje, como a nuevas promesas. Sería la mejor estrategia pensando en el mediano y largo plazo, algo que es tabú hace mucho en el Rojo.
Otra cuestión a tener en cuenta es que Falcioni dejará de lado los modernos e ineficientes esquemas de juego que quisieron instaurar sus antecesores, optando por un 4-4-2 y buscando lograr una determinada cantidad de puntos que garanticen cumplir, por lo menos, los objetivos básicos de la próxima temporada. Le brindará lógica a un equipo que perdió la brújula hace mucho tiempo, muchas veces producto de la desorientación de sus entrenadores.
Párrafo aparte para Pedro Monzón, quien en reiteradas ocasiones marcó su interés de colaborar en el club. Es palabra mayor en Independiente. Ha sumado experiencias en el ascenso y puede colaborar en varios asuntos desde su rol de ayudante de campo.
En primer lugar, su impronta tratará de inculcar en los jóvenes un sentido de pertenencia, que logren darse cuenta de la institución que representan, de la camiseta que visten. En épocas donde los “grandes” del plantel dan constantes malos ejemplos, Monzón podrá ubicar en tiempo y espacio a muchos futbolistas. Debe imponerse, en busca de conseguir ese respeto y esos valores que se fueron perdiendo.
Serán tiempos de restructuración en Independiente, en los cuales no se debe improvisar. Ya no hay más margen de error. Por tal motivo, recurrir a la experiencia y al corazón, son buenos augurios para creer que todo no está perdido.