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Columna de Opinion

Víctimas de la especulación y la falta de previsión

Independiente es víctima de su propia impericia. La dirigencia y el cuerpo técnico tuvieron un tiempo nunca visto en la historia del fútbol para planificar y no lo hicieron. Incluso, fue tan ineficiente esa previsión que tampoco terminaron de depurar al plantel y obtener algún tipo de rédito económico por algunas de las salidas de los jugadores que no son tenidos en cuenta o se querían ir.  Tenemos todavía a un arquero de selección uruguaya que resulta invendible, por errores propios y ajenos del jugador.

Cada día hace más ruido la designación de Jorge Burruchaga como manager. No solo que puede parecer bastante cuestionable su performance hasta ahora, sino que el verdadero problema radica en que aún existen diferencias entre Lucas Pusineri, él y los dirigentes. Esta situación se evidencia claramente a la hora de elegir cuáles refuerzos podrían llegar al plantel.

Hace más de un mes que volvieron a entrenar los equipos de Primera División y el técnico aún no tiene caras nuevas, salvo algún jugador de poca jerarquía que regresó de algún préstamo. No destaco méritos en la continuidad de Silvio Romero. El goleador no contó con ninguna oferta similar al sueldo que cobra en el Rojo, incluso con los descuentos que podría haber por la pandemia. Nadie con cierto raciocinio se equivocaría tan groseramente como la actual dirigencia.

Aclaro ese punto porque algunas personalidades del club quisieron colgarse de una medalla que no es tal. Seguimos viendo, aún, cómo algunos jugadores de la pesada herencia de los ex técnicos con pasado en Florencio Varela buscan irse del club gratis, cuando llegaron por millones de dólares. Es una pena que los dirigentes, tan convencidos en hacer compras obscenas y sin sentido, no puedan reubicar a estos futbolistas. Y más extraño resulta que no los quieran los eruditos de los drones y de los fracasos mundialistas, respectivamente.

Apenas se pudo achicar una parte del abusivo gasto mensual por los sueldos, independientemente a la resolución que dispone un tope salarial hasta nuevo aviso producto de la inactividad.

Hoy en día, hay un plantel discreto a mediocre, mayoritariamente poblado por caras conocidas de las inferiores o porque hace un tiempo que están en el club. Sin embargo, no significa para el autor un déficit. De hecho, hasta lo considero saludable para cuidar las arcas y preferir una idea y una consolidación de un equipo con menos nombres pero con más ganas. La complejidad está en que el técnico y la dirigencia sostienen la necesidad de reforzar el plantel. Ante esa inquietud conjunta surgen los interrogantes sobre el nivel de planificación.

Desde la insólita falta de acuerdo con Ezequiel Piovi, quien se marchó a Liga de Quito, se comenzaron a observar una seguidilla de situaciones que mostraron una falta de coordinación. Uno quiere A y otro B. Ambos inician gestiones y en el momento de decidir, no se ponen de acuerdo y hasta caen las dos opciones. O peor aún. Ninguno terminó de hablar el tema números de la contratación. “Tal jugador quiere venir a Independiente”. Se habla con el jugador, se lo busca convencer del proyecto, pero en ambos lados de la grieta interna, ninguno avanzó con el asunto económico. Esto ocurrió con la mayoría de los jugadores que desfilaron entre versiones e informaciones concretas en las últimas horas.

Con una depuración que no fue total ni tampoco conveniente en lo económico y un mercado de pases que hasta ahora no tuvo fruto alguno, Independiente se chocó con otro impedimento que jamás interpretó o leyó, y eso que estaban al caer. Las nuevas restricciones cambiarias dispuestas por el Banco Central alteraron todos los mercados y el fútbol claramente que no está exento. Todos los jugadores, y esencialmente quienes vienen de jugar en el exterior, no van a perder más plata. Es por ese motivo que se inunda de futbolistas argentinos en las series B y C de España, Italia, o deciden emigrar a ligas menores de Europa y América o exóticas como Turquia, Grecia, Emiratos Arabes, entre otras. Pregúntenle a Lucas Biglia.

Me opongo a pensar que hoy en día existan jugadores que crean en el valor de las camisetas. Son ejemplos contados. Aclaro que prácticamente no los hay en este plantel. Hay que ser sinceros.

Si ya el contexto era desalentador hasta el lunes, el panorama aún es más sombrío en esta Argentina invivible, que profundiza su crisis minuto a minuto.

Con esta nueva devaluación, los jugadores actualizan sus pretensiones económicas y si bien no plantearán en sus negociaciones una divisa con el valor de la cotiza en el mercado informal, buscará una cifra intermedia. Se tratará de un monto muy similar a lo que se valuaba el “Blue” hasta hace poco tiempo.

Futbolistas como Ezequiel Muñoz y otros hombres que se estaban en diálogo con Independiente, con un inminente rodaje en Europa, buscarán readecuar sus honorarios y resultará un obstáculo casi imposible de afrontar para una economía roja, tan complicada y acotada como las reservas del Banco Central.

No es momento de perder más tiempo. Se buscaron jugadores de nivel y no era una mala idea siempre y cuando existiera un plan. Pasaron seis meses y hasta hace pocas horas se estaba debatiendo internamente si venía Marcos Díaz, Sebastián Sosa o incluso el arquero colombiano, a quien había que desembolsar varios millones. Increíble. Se deben buscar jugadores del mercado interno, que tengan un perfil más bajo, pero que sean laboriosos.

La responsabilidad principal es de la dirigencia, que en épocas de dólar paralelo, parece que tiene su manager paralelo. Hay que darle lugar a Burruchaga y que empiece a definir el futuro del equipo. Deben reacomodar las prioridades en pocos días. La única ventaja que hay, producto sólo del presente epidemiológico, es que el torneo local no tiene fecha. Sin embargo, el principal problema es el tiempo y la falta de preparación del primer equipo. Tras todo este relato, ojalá que estas indefiniciones mencionadas solo sean a causa de fallas en la conectividad por Zoom.

@nicogallaok

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