Columna de Opinion
Bochini siempre, Bochini eterno
“Voy por el mundo sombrero en mano y, en los estadios suplico: una linda jugadita, por amor de Dios”, lo dice Eduardo Galeano y yo siento que habla de todos nosotros, los que tuvimos la dicha de verlo jugar y de los más jóvenes que saben de sus excepcionalidad.
Desde aquel 5 de mayo de 1991 cuando lo vimos salir lesionado de la cancha frente a Estudiantes de la Plata sin saber que no lo veríamos más de camiseta roja, short, con medias azules y botines los hinchas de Independiente seguimos buscándolo en cada partido.
Deseamos que como los duendes de los cuentos fantásticos aparezca siempre cuando la pelota rueda en el Libertadores y en cada cancha donde juguemos.
Esperamos que su hechizo se haga presente y nos deslumbre como aquella noche de Roma en el 1973 frente a la Juventus que nos hizo gritar Campeones Intercontinentales. Que marque el camino en cada clásico como en el del Nacional 1974 que hizo sus 3 goles para la goleada histórica. Que diga cómo lo hizo con su zurda mágica frente a Talleres en 1977, acá estamos haciendo silenciar a toda Córdoba para que se escuche en el país que con 8 hombres somos los Campeones del Nacional!
Que dibuje igual que aquella noche de ensueño ante River en la Doble Visera cuando con sus 2 golazos dejó parado a Fillol sin que supiera nunca cuando su zurda acarició la pelota a la red y nos hizo alzar la copa del Nacional 1978.
El Bocha fue eso y mucho muchísimo más desde su debut. Fue la garantía de una “linda jugadita”, hilvanada con otras muchas, una tras otra sin solución de continuidad, llena de viveza e inteligencia, de repentización y precisión, de rapidez y ruptura.
Johan Cruyff dijo una vez: “El fútbol es simple, pero es difícil jugar de forma simple”.
El Bocha fue el mejor exponente de esta definición. O quizás el holandés se inspiró en él para decirla. Sería un acto de justicia.
El Bocha es de todos porque él quiso que así sea.
Dentro de la cancha jugó siempre para y con los demás.
Con él brillaron decenas de jugadores, y por sobre todo siempre supo que afuera había un público al que no se debía defraudar.
¡Y vaya si devolvió cada abrazo, cada canto y cada batir de palmas!. El Bocha siempre respetó esa máxima del fútbol que dice: “Los primeros 90 minutos de cada partido son los más importantes”. El nunca se guardó nada para después.
Dejo todo en o en sus 638 partidos con sus 97 goles y 14 títulos.
El Bocha entró casi en silencio al fútbol grande y se fue de la misma manera pero por la puerta grande que se reserva solo a los privilegiados.
Él mismo cuenta que el día de su debut contra River, el domingo 25 de junio de 1972, se sorprendió al verse en el listado de primera el sábado después de haber jugado para la 5ta., entró por Saggiorato. Y se fue 19 años después se fue de la misma manera sin estridencias y en voz baja cuando la lesión en aquel partido contra el Pincha le hizo decir basta.
Pero no se fue. No lo dejaremos ir.
El Bocha está en cada uno de los hinchas que hacen con su ídolo esa conexión tan única e irracional como pura y divertida.
Una relación de íntima complicidad, en donde el tiempo no pasa y que se alimenta de los buenos recuerdos, de las alegrías compartidas. Una sana sintonía que vive sin que uno sepa nada del otro porque solamente importa y basta lo que viene desde el campo de juego y lo que regresa de la tribuna sin nombre ni apellido. Fútbol puro despojado de lo accesorio y cosmético.
Sociedad íntima que se sostiene firme, leal e indestructible por la riqueza y fuerza del vínculo e identificación y que deberá sellarse poniendo su nombre a nuestro estadio.
Sin que sea una decisión unilateral de la dirigencia,sino con el voto de los socios que le de la legitimidad envergadura que merece.
Sería una buena oportunidad el 19 de diciembre del 2021 cuando se cumplan 30 años de su partido despedida.
Porque el Bocha fue siempre Independiente, lo sigue siendo y lo será.
Y porque nosotros seguiremos repitiendo la poesía que Héctor Negro te dedico:
“Cuando la “diez” del rojo no te abrigue,
Yo buscaré en la tarde dominguera
En la función,que pese a todo,sigue
La semilla que siembra tu madera”.
@clauavruj