Columna de Opinion
Boneco, el perro de los Diablos que fue Ángel

Para los que tenemos más de 50 años escuchar su nombre nos hace aflorar al instante una sonrisa.
Boneco fue nuestro, de todos los hinchas de Independiente que esperábamos en cada partido ese instante de su aparición junto al equipo y su vuelta casi olímpica para recibir el afecto de la gente.
Boneco pasó de ser nuestro a ser de todos en el fútbol. Fue así por su historia y su gracia y porque Independiente Fútbol e Independiente Club eran de todos.
Por muchos años Boneco, (muñeco en portugués), fue el nombre con el que llamábamos a todo perro callejero que veíamos o que se nos acercaba de la manera única que ellos solo saben hacerlo buscando la caricia y el cuidado en las plazas y las calles.
Boneco irrumpió delante de todos un domingo de verdadera fiesta.
Un triunfo con goleada a Racing que hizo historia. Fue la 9° fecha del viejo y querido Campeonato Metropolitano de 1974, el 24 de marzo de ese año, fecha de partido interzonal.
Paradoja de la historia un día de fiesta en una Argentina convulsionada ese 24 de marzo, pero en la que aún gozábamos de la libertad y la democracia. La mayoría no podíamos imaginar lo que vendría dos años después, ese mismo día.
Fue 4 a 1 lapidario con 3 goles de Bochini y uno de Balbuena e implicó tres cosas más además de la aparición pública de Boneco: con ese triunfo nos pusimos delante de nuestros rivales en las estadísticas para que nunca más se revierta (43 a 42); fue la primera y única vez que el Bocha marcaba 3 goles en un partido, y justamente por lo que hizo en la cancha fue la Primera Tapa que El Gráfico le dedicó.
Recordé a Boneco porque el sábado 25 de Abril fue el Día Internacional del Perro de Asistencia.
Él se graduó sin que nadie le enseñara.
Una noche de guardia en el sur, frente al volcán Lanín, durante la colimba, el Negro Cevallos un cordobés entrañable del interior profundo de la provincia me dijo: “si un día, un perro de esos que andan vagando por ahí te sigue o se pone a tu lado, no te asustes ni lo eches, es un alma o un ángel que viene a cuidarte.”
La historia narra que un día Boneco se le pegó de pronto a Lolo, su dueño. Un indigente que tenía su pierna enferma con gangrena y lo curó haciéndole compañía y lamiendo sus heridas. Cuenta también que Lolo era fanático del rojo, que comenzó a ir a los entrenamientos y así Boneco por su alegría natural, destreza y gracia en las piruetas y acrobacias de circo que Lolo le enseñó fue adoptado también por los jugadores.
La historia objetiva lo cuenta así y la leyenda que se escribió para siempre fue que Boneco fue una de esas almas que me describió el Negro Cevallos. Boneco tenía un don que lo hizo diferente.
Y dice más la leyenda, dice que Boneco fue un ángel.
Mucho se escribió de Boneco. Muchos escribieron sobre él, porque fue de todos.
A mí su historia me la contó Jacobo. Él sabía todo de Independiente. Incluso antes que muchos. Él alimentó mi amor y la pasión por Independiente.
Con Claudio y Norberto, fuimos tres amigos desde la escuela primaria que compartímos el amor al rojo.
Elegíamos siempre pararnos casi pegados al paredón que separaba del viejo foso en la Visera del Escudo, detrás del arco. Para ser más exactos entre el poste derecho y el córner. En el lugar donde siempre contaba Jacobo se había caído Roque Avallay en un ataque veloz jugando para Independiente contra Boca allá por 1965. Cuentan los que saben que justamente detrás de ese arco Boneco está durmiendo para siempre, cerquita de la gente que lo amo.
Jacobo es el papá de Norberto. El nos llevaba en el 85 desde Floresta domingo por medio. A veces Enrique, el padre de Claudio se sumaba y eso representaba un lujo. Él tenía auto!!. Una camioneta Dodge Verde Claro con la que distribuía encurtidos.
Aún hoy cuando huelo el aroma de quesos y fiambres en los negocios los recuerdos de esos viajes desde Honorio Pueyrredón y Canalejas en Caballito sentados en la parte de atrás me vuelven con ternura y felicidad.
Todo era alegría. Guerra de salamines y quesos cuando no nos veían.
Es que ir a la cancha era una fiesta en aquellos años porque cada vez nos embargaba esa misma sensación única que daba sentirse parte de un todo grande e importante. Atravesar la boca de entrada por debajo de la tribuna y encontrarse con el campo de juego de frente era sentirse pleno, en un mundo mágico y soñado.
Era saber que íbamos a disfrutar. Jacobo estaba pendiente de toda la vida de Independiente. Sabía las promesas que venían en Reserva yTercera, cuando iban a cambiar al DT y quien vendría en reemplazo, discutía sobre los dirigentes, conocía antes que nadie cuando se habilitaba la pileta y de cada detalle de los jugadores. Y era él quien en ese pedacito de la tribuna con la radio pegada al oído avisaba a todos los hinchas los goles de los otros partidos, en especial los que les hacían a Boca y a Racing. Después en el viaje de vuelta, en especial cuando tocaba hacerlo en colectivo nos hacía escuchar a todos al Gordo Muñoz en la Oral Deportiva las novedades ya post partido. Inolvidables vivencias.
Yo hoy, tantos años después, sigo yendo a la cancha con la radio. Es lo que aprendí de él y es mi agradecimiento eterno. Jacobo, además, me trajo la ficha para hacerme socio.
Con Claudio y Norberto nos reíamos con Boneco. Verlo recorrer la cancha con la bandera Argentina y nuestro banderín producía alegría, hacía crecer la ilusión del triunfo, daba seguridad, generaba complicidad y era amuleto.
Boneco nos daba orgullo. Nadie tenía algo así. Ningún equipo saludaba como el nuestro y nunca nadie había tenido una mascota y que entrara con los jugadores.
Hoy es EL DIA DEL ANIMAL y asistimos a una época virtuosa en la cual el cuidado y dedicación a ellos está en la conciencia colectiva. Se educa para ello. En aquellos años era diferente.
Pero Boneco e Independiente dejaron plantada una semilla en ese recorrido hasta hoy. Claro que sí! Fuimos también ejemplo en esto.
La historia de Boneco es bella por donde se la quiera abordar: Su llegada a Lolo, su aparición en el club, su lugar en el corazón de el equipo y de la gente, su tristeza cuando Lolo se fue para siempre.
Y es también porque nos habla de “sensibilidad” y “afecto”, de “risas y alegrías”, de “ternura e historias de vida”.
Hablar de estas cosas en un mundo tan hostil como es el universo del fútbol que nos impone el falso axioma de que es el lugar de los duros, de la fuerza y la imposición, es un desafío necesario.
Cantaba Alberto Cortez, en su famosa cancion “Callejero”
…Era nuestro perro y era la ternura,
esa que perdemos cada día más
y era una metáfora de la aventura
que en el diccionario no se puede hallar
Nos deja el espacio como testamento
Lleno de nostalgia, lleno de emoción
Vaga su recuerdo por los sentimientos
Para derramarlo en esta canción”.
Yo evoco a Boneco y me veo en la tribuna con Claudio y Norberto y con miles y miles, gritando ¡¡¡Boneeeeeco, Boneeeeeco!!!
Y me digo que afortunados que fuimos! Vivimos épocas de oro, con mascota incluida que fue un emblema.
Boneco es parte de la historia grande y lo es porque siendo nuestro hicimos que sea de todos y el fútbol lo reconoció.
Los Ángeles existen.