Columna de Opinion
Burru no se va
El fútbol construye momentos eternos.
Circunstancias inolvidables que no se borran jamás. Burru dibujó muchísimas eternidades para el Rojo. Elijo una: Copa Libertadores de 1984. Gremio vs. Independiente. Fue el partido perfecto.
Un pase excepcional de Bochini, cuando no, para Burru que ingresó como un fantasma rojo por la derecha y la clavó con esa contundencia con la que hizo goles a todos los grandes. La torcida de Gremio aplaudió enteramente de pie. Inédito.
Aquel sablazo del 84 preanunciaba el del 86 en México. Todos lo guardamos en el corazón. Pase maestro de Maradona y aquellos corrida superior y esa infalibilidad de Burruchaga de siempre para ser Campeones del Mundo. Lo gritamos todos pero los del Rojo un poco más porque era nuestro.
Porque es nuestro. Porque Burru no se va.