Columna de Opinion
Burruchaga mánager: un final anunciado al nacer

Nació mal, transcurrió sin pena ni gloria y murió de la misma manera. Era un final anunciado el mismo día que comenzó.
La determinación de tener un mánager en el fútbol argentino requiere ante todo de un cambio profundo de mentalidad que avale una moderna decisión de gestionar que aún no se tiene en argentina, salvo contadas excepciones y menos aún en Independiente.
Jorge Burruchaga llegó cuando de otros nombres se hablaba, cuando ya un técnico reciéntemente había sido contratado y se presentó según sus palabras sin proyecto. Sincero pero imprudente.
Cuando la improvisación y la especulación en pos de resultados personales es lo que se privilegia, nadie puede ilusionarse con el proceso que se lleve a cabo y menos aún sorprenderse cuando los resultados son negativos. Lo curioso sería que fuera exitoso cuando no existen bases sólidas.
La salida de Buruchaga suma otro capítulo de fracaso en Independiente y para él un tiempo que nadie recordará. Una pena para una de las personas más queridas en Independiente y en el fútbol en general.
Como todas las experiencias son para capitalizarlas y la primera es que las instituciones deben cuidar y potenciar a sus figuras. El recuerdo de Burruchaga como jugador ocupa un lugar de privilegio en la memoria de Independiente, ese capital debe ser cuidado y nunca maltratado. Las figuras del pasado son siempre importantes. Las personas son importantes.
Soy de los que creen en la función de un manager, porque creo ciegamente en la necesidad de profesionalizar el día a día de las instituciones deportivas.
Siempre ejercerá el poder con verdadera eficiencia y calidad institucional el liderazgo que entienda y sienta que su verdadero poder será mayor cuanto más grande sea su capacidad de delegación.
Por eso apostare siempre a la relación liderazgo/profesionales.
Es el camino. El único. Ejemplos en el mundo existen solo hay que verlos y asumir seguirlos.