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Columna de Opinion

El verdadero motivo por el que Racing le pudo ganar con 9 a Independiente

Están quienes piensan que el fútbol es, parafraseando un dicho literario, el fútbol y sus circunstancias.

Cerca de esa premisa se encuentra el hecho de entender que en los tiempos que corren el juego y sus resultados pueden entenderse por diferentes motivos y accidentes.

Para explicar el Racing 1-0 Independiente del 9 de febrero bien podrían trazarse teorías que lleven a explicar lo estruendoso de un partido que será difícil de olvidar. Aunque por sobre todas se destaca una razón que es la que en definitiva puede hacer entender el por qué de esta película de terror para el Rojo.

Sería válido hablar de las diferencias institucionales que hoy separan a los dos clubes que tienen sus estadios a metros de distancia. La tranquilidad económica y financiera, y la presencia de un especialista como Diego Milito certifican una línea de conducción que hoy Racing tiene y a Independiente le falta.

También entraría dentro de lo justo hablar de la paliza táctica que Sebastián Beccacece le pegó a Lucas Pusineri en el 11 vs 11, como también las decisiones de conducción timorata y la falta de contagio que el DT del Diablo mostró desde el banco de suplentes, como rasgos de su inexperiencia.

Pero es dentro de la cancha en donde se puede encontrar el fundamento que ayuda a entender lo que pasó. Porque, como dice el refrán, en la cancha se ven los pingos.

El verdadero motivo por el que Racing pudo ganar con 9 a Independiente, es la identificación.

Los futbolistas del equipo que ahora dirige Beccacese están identificados con el club que representan. No les da lo mismo estar allí o en otro lugar. Venden cara la derrota. Y esto trasciende a exponentes de la cantera como López o Pillud, que Pusineri no tiene, que podrían verse involucrados sentimentalmente por su propia historia. Jugadores como Arias, Cvitanich, Díaz y Zaracho desecharon propuestas porque valoran en lugar en el que están.

Por el contrario hoy Independiente tiene en su plantel exponentes que no demuestran lo mismo. La impresión que se percibe desde afuera habla de una total indiferencia por el marco y por la historia.

La Casa Roja de Avellaneda acuñó grandes leyendas a lo largo de los años. Lo que exige, de manera implícita, valorar la oportunidad de jugar con una camiseta que miles quisieran vestir y nunca podrán. No es lo mismo jugar en Independiente, que jugar al fútbol y vestirse con la camiseta de Independiente.

Según el juicio de quien escribe, con la frialdad que entrega ser imparcial y mirar la obra desde afuera, Independiente podrá evitar papelones como el de la noche del Cilindro si recupera su sentido de pertenencia. Ese que Gallego y Holan supieron recrear en este milenio. El que hace a los jugadores sentirse parte de un lugar y no querer irse más. Ese que lleva al futbolista a revelarse y rendir aún por encima de sus posibilidades. El que mostró Nery Domínguez emulando al Tata, y no se vio en Cecilio Domínguez vestido de bufón. Algo tan necesario  en el fútbol y la vida como el poder de la identificación. La que mostraron los del local y no así los del visitante. La que representa el verdadero motivo por el que Racing le pudo ganar con 9 a Independiente.

@JuanBindi

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