Columna de Opinion
Obligadas lecciones a aprender

Las salidas traumáticas de Buruchaga y Pusineri más la negativa clara y sincera de Burdiso al cargo de mánager nos traen lecciones que definitivamente se deben aprender.
La primera es entender que las instituciones están por encima de todo. Son ellas las que permiten la aparición y desarrollo, exitoso o no, de las individualidades y serán ellas las que siempre perdurarán. Los protagonistas cambiarán y ellas estarán
Lamentablemente esta verdad irrefutable es sistemáticamente olvidada por los dirigentes de turno. Más allá de la retórica y el discurso, los hechos muestran que solo importa el presente sin importar que éste sea efímero e inconsistente para el cual el pasado no enseña y debe ser ser ignorado y el futuro no importa.
Algún día, tanto en Independiente como en el fútbol en general esto deberá cambiar.
Si Burdisso es un buen profesional, cosa que no lo sé y no pongo en discusión, es una pena no poder tenerlo porque la incertidumbre institucional lo pone en alerta y se abstiene de aceptar.
Si Burruchaga y Pusineri, servían hasta hace un mes, es un retroceso gigante desplazarlos inmediatamente porque las urgencias lo indican.
En ambos casos estamos ante un escenario que por ausencia de proyecto institucional impide ver otra cosa que no sea las necesidades de la dirigencia de turno para su propia supervivencia y las tensiones que una elección presenta. Así es que a lo largo de los últimos 20 años es escrita la historia de Independiente. Triste.
Por eso es vital que aprendamos las lecciones.
El socio cuando vota y elige lo hace de buena fe, anhelando y creyendo apostando a un presente y a un legado brillante para siempre. Esa confianza es la que nunca se debe traicionar.
La realidad nos golpea fuerte y venimos caminando a puro tropiezo como si estuviéramos enamorados de la piedra con la que nos tropezamos.
Empezamos a recorrer un año electoral que exige apostar a encontrar y construir un ciclo virtuoso que recupere lo mejor del pasado, nos haga sentir orgullosos del presente y consolide un futuro donde por los tiempos se hable del Orgullo Nacional con verdadero orgullo.
Ojalá aprendamos las lecciones a la hora de elegir y ser elegidos: son las instituciones y no las personas lo que está primero y siempre. Se impone pensar en proyectos. En planes de largo aliento que sean hojas de rutas y que trasciendan a una dirigencia de turno porque así se construye una institución, y así se consolida una identidad.
Sin ello estaremos siempre en el mismo lugar o un poco más atrás cada día.