Seguinos en nuestras redes

Columna de Opinion

Ya no hay tiempo de lamentos

Ya no hay tiempo de lamentos

Vayan, sean hombres, jueguen y ganen. Ocho contra un batallón militar. Compromiso, actitud, intensidad. Un Barco en alta marea rojinegra, un capitán herido y el rugido de un Rey. Cuenta una milenaria leyenda que un equipo Rojo llamado Independiente siempre que pudo ganó, siempre que peleó obtuvo lo que buscaba y que una mística se evoca en las noches coperas citas en el estadio Bochini Libertadores de América.

¿Puede alguien decirme, me voy a comer tu dolor? ¿Y repetirme, voy a salvarte esta noche?

Es América, es Avellaneda, lo que representa esta Gloriosa Institución.

 

Se acercan las definiciones electorales. La imagen desfigura los personajes y se trastocan los conceptos entre fantasiosos deseos, operaciones mal habidas, propuestas e irrealidades, algunas ganas de que Independiente se recupere quizás se encuentran en el medio, y técnicamente se entra en el embudo de nombres, alineaciones y balanceos, medir el aceite y salir a plena chapa y pintura, anuncios, eventos, pitos y matracas a prometer la mejor alternativa o gobernabilidad posible para el Rojito. Que adolece debajo de la tabla. No lo soñé…

 

Este carnaval danzante de nombres, además de los candidatos, incluyen al Kun Agüero, el Gato Gaudio, el dueño de Mercado Libre, Burruchaga, Nico Frutos, Fernando Redondo, Javier Zanetti, y si nos dan un rato involucramos al Papa que en algo tendrá que ver en todo esto para que el Diablo no pueda jugar como corresponde sobre el field central.

La vida es sueño, sostuvo De la Barca que siempre me hace acordar a Caldera y sus goles, y los sueños, sueños son.

 

Sueño, como todo hincha del Rojo supongo, con que vuelva a decirse “De pie, señores, llegó Independiente”. Sueño, como todo hincha que vivió algún campeonato, con volver a ser. Sueño, en este ilusorio mundo de Independiente, una suerte de Submarino Rojo entre litúrgico y lisérgico, y diviso un Centro Deportivo bajo el aporte mediático del hijo del ex árbitro, de Independiente y su presente juvenil, y un Predio para reunión de Peñas que deje de ser falso y tome la dinámica de la gente de Independiente, con supervisión y gestión de las pequeñas cosas. Una dirigencia en consonancia con la Asociación del Fútbol Argentino, que tenga injerencia y toma de decisión en cada detalle que compone al deporte estrella.

 

Lugares de expresión y trabajo que funcionen abiertos al Socio. Una repartición de tareas asignadas por una -llamalo- Secretaría, Comisión, Sub, Grupo o Área de trabajo en donde el hincha, vía web con su número de socio como acceso único a las actividades y anuncios que hace su Club, pueda anotarse a tareas a realizar y conformar así su grupo de trabajo comprometido, que pueda terminar concretando el objetivo trazado. Socios que consigan logros. Del más ínfimo al más grande. Que quien vuelque más tiempo constatable en hechos, obtenga su recompensa en cosas canjeables en la misma web del Club.

 

Somos un Club Social, en el sentido de pertenencia a una masa que cruje por volver a ser lo que alguna vez fue. El mensaje es claro: desde el escudo clásico y la indumentaria roja, a la vuelta a las bases de pelota al suelo y jugar al fútbol, atacar para ganar, la exigencia, el paladar negro y la concha de tu tía. Vencedores vencidos…

Recuperar la raíz. Que lo que los viejos llaman la cuenta de almacenero de los gallegos, vender por más de lo que comprás, sea un hecho verificable desde el acceso del Socio al Club. Cuentas claras que conserven la tranquilidad, del Socio que así asumirá nuevamente la tarea de sostener al Club de sus amores. Independiente pide ser recuperado, restablecido, puesto de pie.

 

Así es este Amor… no televisión.

Sueño con una Sede convertida en Museo Institucional. Que merezca ser visitada varias veces por el Socio. Una exposición audiovisual y cronológica de los máximos logros y Glorias de la Institución. Un Club que muestre al mundo por qué es el más grande de América aún.

Si el Socio estuviera organizado y consciente ya habría una campaña activa que promueva la eliminación del peluquín gatuno de Sosa y otra para que el plantel lleve a un perro consigo. Nada evocable a Boneco, pero al menos que el Socio de selfies tomar se entretenga eligiéndole nombre al perro y no haciendo tristes memes de autoflagelación. Tiempos de penurias que el soldado asistente a la Doble Visera de cemento no podrá jamás comprender. Pero que un sistema de logros, aportes y recompensas variables motive al Socio a sumar a la causa de este mundo que es Independiente, de seguro se puede lograr. Al menos aceitar la dinámica para que ocurra.

 

Así las cosas, la fiera más fiera, ¿dónde está?

Este Club debe pasar a ser una propuesta integral apetitosa para el mercado, nacional e internacional. ¿Cómo vamos a penar por un main sponsor? Pongan ya a competir a Coca-Cola y 7Up por quién se queda con nuestro pecho. ¿La marca roja por excelencia o la que representa nuestras 7 Libertadores y de ahí para arriba? Venimos de dirigentes creativos que crearon la marca Rey de Copas, que le dieron carnet de Socios a aquellos americanos que alunizaron en 1969, pusieron un perro a dar vueltas al mundo con un plantel de jugadores irrepetible, y simbolizaron a un país bajo el lema Orgullo Nacional en épocas de palabras censuradas y guerras opresivas.

El futuro llegó hace rato e Independiente es un concepto a comunicar. Es una marca enorme que conserva el lujo de la vulgaridad de 50 años ininterrumpidos de ser el más ganador de América.

 

Y ahora tiro yo, porque me toca…

Pongamos a este Club de pie, señores. Sí, es crucial no caer en cesación de pagos, pero también y antes que nada lo es recuperar la esencia de esta Institución. Independiente tiene una mística que no debe olvidarse, sino reinstalarse, para así llevar al logro mayor que sería la Octava y más, pero antes habrá que hacernos entender qué es esto que tanto explican fácil el Bocha, Pepé o el Chivo, y que debe ser recitado y acompañado por nuevos logros institucionales.

Ay si pudieras recordar sin rencor…

 

Vamos a brillar, mi amor…

Con los brazos en alto, las manos limpias. De pie, señores. La Gloria es eterna. Ha llegado Independiente a comerse a cualquier cuco en el campo de juego. Dignos de un team muy valiente…

Vamos las bandas… Toca volver a sentir Orgullo por nuestra Institución. Que así llegó a convertirse en lo que es. Independiente debe hacerlo nuevamente. Esta Historia no se terminó. Es un legado de generación en generación. Siguiendo nuestra corriente…

Ya no hay tiempo de lamentos, ya no hay más.

Así es este Amor.

 

Por Maximiliano Galin

Leé las últimas noticias del Club Atlético Independiente

 

Continuar leyendo
Publicidad