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Columna de Opinion

El juego de la oca de Pusineri

El entrenador de Independiente afronta la difícil misión de poner a flote un barco casi hundido por impericias ajenas dentro de la embarcación.

Optando por un perfil bajo para evitar cortocircuitos en momentos de tanta confrontación, el técnico trabajó, desde el inicio del formato por zoom y ahora en Villa Domínico, en la reconversión mental del plantel.

Para Pusineri, será central que sus jugadores tengan real convicción del camino que se emprenderá. Necesita hombres seguros y con la templanza suficiente para sobrellevar un futuro, que es realmente incierto.

Prescindirá de nombres relevantes y priorizará por aquellos que valoren su lugar en una institución tan importante, en lugar de aquellos que solo usan a Independiente como ventana o pretenden seguir abultando sus cuentas bancarias.

De igual modo, el exvolante cree que todavía puede reinventar a ciertos futbolistas como Jonathan Menéndez, quien se muestra dubitativo hasta el momento por no haber dado la talla cuando le tocó jugar.

“Queremos ganar la Copa Sudamericana y nos preparamos para eso”, afirmó Pusineri durante esta semana. Una declaración que si bien puede interpretarse normal por la envergadura de Independiente en los certámenes internacionales, también sorprende por el actual plantel y el turbulento presente institucional.

Puede leerse como un optimismo desmesurado y hasta un comentario subrealista ante este panorama sombrío, donde muchos creemos que el pozo sigue siendo más profundo.

Sin embargo, el DT sostiene que tiene argumentos para creer que, cuando se reinicie la acción, hay elementos que avalan su contundencia.

Si bien el equipo sigue en una etapa de metamorfosis producto de una depuración obligada, por distintos factores, hay algunos indicios como para clarificar ciertos temas y tratar de armar un rompecabezas. De intentar hablar algo de fútbol, en medio de tanta incorporación de términos económicos y legales, dos lenguajes que el hincha del Rojo se hizo casi profesional ante los reiterados conflictos.

Como primera premisa, el conductor del equipo muestra total confianza con la nueva camada de jugadores que  vienen de la cantera. Sostiene que dándoles lugar en el once titular y en el banco los potenciará. Por tal motivo, enfatiza el protagonismo en esta etapa de Sergio Barreto, Thomas Ortega, Alan Soñora, Gastón Togni, Lucas González, Alan Velasco y Braian Martínez.

Serán todos jugadores que tendrán rodaje en este proceso. Será el famoso cambio de aire que se requiere, en medio de tanto agobio y tensión en el aire producto del desgaste estructural.

Existe una incógnita en este sentido. Ante la salida de Martín Campaña, hay especulaciones sobre la llegada de un arquero, por lo que quedaría trunca la idea de que Milton Álvarez y Renzo Bacchia pueden defender el arco, al menos hasta el próximo mercado de pases. Llama la atención esta posibilidad, aunque si uno se guía por los dichos de Pusineri, el entrenador debe pensar que es imperioso un golero de marcada trayectoria para apelar a una victoria continental. Es un razonamiento válido, aunque relativo ya que Campaña, cuando llegó, no había casi garantías sobre su eventual seguridad en un arco que se hace tan grande para muchos.

Mientras tanto, tiene el desafío de revitalizar a Fabricio Bustos y Alán Franco, sobrevivientes de la conquista en el Maracaná. Dos futbolistas destacados que se encuentran en una laguna en su rendimiento bastante preocupante, aunque tienen una innegable calidad cuando están plenos. Apunta a recuperarlos y hace muy bien.

Dentro de ese trabajo mental, Pusineri buscará empoderar al colombiano Roa, de un desempeño irregular, aunque con un notorio voluntarismo. El enganche mostró intenciones de quedarse y son motivos sobrados para facultarlo de atribuciones en esta etapa de vacas flacas.

Ahora, uno de los principales objetivos del técnico es determinar qué lugar ocupan ciertos jugadores de renombre o que llegaron en cifras estratosféricas sin demasiado sentido.

Debe clarificar la situación de Alexander Barboza, Pablo Hernández y Lucas Romero, por citar tres ejemplos que aún subsisten en el plantel y no hay información que haga referencia a que no continuarán, como el caso de Fernando Gaibor y otros sujetos que están más afuera que adentro.

En el caso del coqueto defensor central, de escasos dos meses de fama en Florencio Varela, hay algunas ofertas aunque lo más posible es que siga en el equipo. Parece difícil reconvertir a un jugador tan alejado a la realidad. Incluso, el tema mental no es el único. Muchos hinchas creemos que es menos que Barreto.

Hay un poco más de expectativa por Lucas Romero, un refuerzo inentendible, pero fundamentalmente caro. La mayoría coincidirá que tiene potencial para mejorar su opaco rendimiento. La principal duda es sí será el cinco de marca del equipo. Si hay algo que se caracterizó es que busca destacarse más con la organización y el pase (casi siempre atrás) que en la firme marca. Podría haber sido un buen suplemento con un cinco al estilo de Nicolás Domingo, quien hoy en día muchos no entendemos cómo fue desplazado (o si lo sabemos).

Quien debe tener un lugar de liderazgo es Pablo Hernández. El argentino, nacionalizado chileno, tiene que ser el referente de este plantel. Debe sacar a relucir su experiencia y conducir el andamiaje de Independiente. Me llama la atención que, inicialmente, no se lo considere titular, más allá de su recuperación física. Es alguien que Pusineri debe convencer para que sea líder dentro de la cancha junto a Silvio Romero. El goleador de la Superliga seguirá en el club, a pesar de haber querido pasar a Boca. Hay que dejar de lado esos sinsabores, ser frío y entender que es un delantero importante, siendo un puesto casi vacante en el plantel.

Ante este panorama, Pusineri tiene la compleja tarea de plasmar certidumbre donde todo está difuso. De ordenar un rompecabezas, que le faltan piezas y algunas podrían perderse en el camino. Un juego en el cual tira el dado y la suerte no está de nuestro lado. Por momentos, avanzamos algunos casilleros con la continuidad o salida de algunos jugadores, y al otro día retrocedemos varios lugares y perdimos nuestro turno. Independiente logró dar varios pasos con la renovación de Silvio Romero. Sin embargo, sigue tenso por el futuro de algunos jugadores que salieron mucha plata y podrían no dejar un peso en la institución.

El DT no tiene un manual de instrucciones y encima hace sus primeras armas en un juego que suele ser una verdadera picadora de carne, incluso para quienes se creen eruditos. No hay dudas que Pusineri enfrenta este anhelo con pocas fichas en el árcade. Debe seguir con vida casi desarmado,  aunque con la expectativa de que la búsqueda de la fortaleza colectiva predominará ante la adversidad.

A pasos lentos pero firmes, Pusineri tiene la seguridad que se impondrá en un juego plagado de obstáculos en el camino. Genera cierta inquietud pensar en un plan tan ambicioso como el que mencionó. Suena hasta peligroso ante un torneo local donde hay que hacer un papel digno para escapar a los promedios, por más que momentáneamente no estén. Queda confiar y que la meta aparezca por mérito y no solo por el azar.

@nicogallaok

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