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Columna de Opinion

Enigmático futuro

Finalmente, Independiente comienza un anormal semestre debido a las consecuencias que produce la pandemia del coronavirus. Disputará al menos dos campeonatos (salvo que se termine de concretar la Copa Argentina) en tres meses, aunque en los primeros encuentros determinará su futuro.

Por un lado, si tiene pretensiones de avanzar en la insólita versión del torneo local, deberá imponerse en su grupo, que cuenta con sus particularidades. Por su parte, retomará la Copa Sudamericana con un rival que siempre lo complicó y más si se trata de definir en Tucumán.

Sin embargo, es una tónica que no difiere del panorama de otros equipos del fútbol argentino que también deben atender compromisos de envergadura en su arranque, jugando dos competiciones.

Lo singular de Independiente es que resulta realmente complejo descifrar en qué fase del proceso está.

Los amistosos no alcanzaron para terminar de entender con qué Independiente contamos. Sabemos qué plantel hay y conocemos los objetivos proyectados por la dirigencia y el cuerpo técnico. No obstante, prevalece la falta de un diagnóstico claro.

No existieron grandes señales positivas ni tampoco un rotundo panorama negativo. Si bien son preocupantes algunas de las derrotas sufridas en los amistosos, lo que más inquieta es saber en qué etapa de desarrollo se encuentra el equipo.

Tenemos un arquero como Sebastián Sosa que tiene solo un amistoso en su haber y que desconocemos si ofrecerá soluciones o sí será parte del problema. Contamos con una defensa que tiene puntos altos como Fabricio Bustos, rendimientos inciertos como Lucas Rodríguez y malos como Alexander Barboza, quien de milagro sigue en el club ya que no consiguió club que acepte pagar su increíble salario.

El mediocampo cuenta con muchas dudas. Si bien todo parecía indicar que Lucas Romero (de flojo presente) tendría la compañía de Pablo Hernández para la contención y ser quien cree juego, Lucas Pusineri tendrá que reconsiderar esa dupla. La caída con Banfield y la clara superioridad del “Taladro” en el centro de la cancha forzará a un replanteo del técnico para asistir al ex Cruzeiro. “Saltita “González podría ser un recambio interesante ante algunas presentaciones con equipos de mayor poderío.

En el esquema de tres volantes ofensivos también se encuentran interrogantes.  Por la izquierda hay otro muchacho que tampoco quiso seguir estrictamente por su contrato. Es el caso de Jonathan Menéndez, quien tuvo actuaciones mediocres en estos cotejos de pretemporada. Por otro lado, contamos con Federico Martínez, una apuesta de Jorge Burruchaga que todavía está a prueba para el DT. “Chaco” Martínez es una variante tentadora, aunque corre detrás porque tampoco gravitó en sus últimas oportunidades.

Andrés Roa es la gran carta para la elaboración de juego. Pusineri busca que se asocie con Hernández y juegue suelto en tres cuartos de cancha. Hasta ahora el colombiano fue un rejunte de buenas intenciones y destellos de buen juego. Sin embargo, no convirtió sus voluntades en acciones desde que está en Avellaneda. Es un misterio si la responsabilidad le quedará grande o sí estará a la altura de su nivel.

El delantero es una de las pocas certezas. Silvio Romero es un atacante de calidad y jerarquía y puede ser la clave. A pesar de esta afirmación, la duda es cuál será su abastecimiento. El 9 necesita oportunidades. Si bien el ex Lanús fue el goleador del anterior campeonato local, no proliferaron las ocasiones generadas por el juego colectivo. Fueron anotaciones logradas por el ímpetu y hambre típico de un buen goleador.

¿Es un plantel corto? Todo parece indicar que sí, aunque el tiempo dirá si hay alternativas competitivas. La única garantía es Alan Velasco, una promesa que cada vez es más realidad. Cuenta con un perfil muy parecido al de Ezequiel Barco, un atributo muy saliente. Será importante que tenga rodaje y lo ubiquen en puestos que alienten su creatividad y no termine estando en puestos que lo estacionen sólo en un sector de la cancha. Luego, hay indicios como Ortega, Soñora y Messiniti, que deberán considerarse en un corto plazo su rol en el equipo.

El esquema 4-2-3-1 es el sistema predilecto para el entrenador. ¿Lo podrá sostener con equipos más fuertes y en instancias decisivas?, es una de las preguntas que surgen.

¿Para qué está este Independiente?

Todos estos razonamientos se originan esencialmente en base a la vara que la propia dirigencia y el técnico ponen. Ambos coinciden que la Sudamericana es el objetivo prioritario y también se piensa en competir en la Liga Profesional.

El desempeño del “Rojo” fue discreto e irregular en estos partidos de preparación. En los extraños mix que preparó Pusineri hubo derrotas con Gimnasia y  Morón. Luego se registró una caída por partida doble con Gimnasia en el choque entre titulares y suplentes. Si bien hubo algunas actuaciones individuales para subrayar, el balance es negativo.

En algo más de un mes, Independiente tendrá un vertiginoso ritmo de partidos, que determinarán su suerte.

Tanto Atlético Tucumán como los integrantes del Grupo 2 del torneo local no son rivales extraordinarios, pero cada uno representará un riesgo, más aún el conjunto que dirige Ricardo Zielinski.

La mayoría de los hinchas confiamos en el trabajo de Pusineri y creemos que hay material. Las dudas aparecen especialmente porque muchos consideramos que el equipo está aún en un periodo de desarrollo. En las primeras semanas afrontará compromisos claves que demandarán adelantar etapas o crecer a la fuerza. No habrá casi margen de error y esa idea nos pone temblorosos.

Resulta extraño pensar que el plantel todavía está poco maduro o preparado cuando hubo siete meses de parate. Si bien existieron factores externos, la impericia durante el histórico receso podría ser nocivo para el destino inminente de Independiente. Queda apelar a la fe y al mejoramiento repentino de un equipo que hoy carece de identificación alguna.

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