Columna de Opinion
Llamado de atención
Independiente mostró sus dos caras en el partido entre titulares con Banfield. Se trató de un buen primer tiempo de los dirigidos por Lucas Pusineri, fundamentalmente en la faceta ofensiva.
Si bien hubo algunos anticipos que vaticinaban el principal déficit de esta mañana en el Libertadores de América, el equipo tuvo una buena performance en esa primera mitad. Claramente se vio la intención de atacar a través de la banda derecha con un Fabricio Bustos prendido y un Jonathán Menéndez que tuvo buenas y malas. Se lograron buenas combinaciones y hasta se pudo profundizar en más de una ocasión en esas arremetidas por el costado del campo.
El “Rojo” estuvo bien plantado en la mitad de cancha, siempre con los volantes por delante del círculo central, con una interesante actuación, por entonces, de Pablo Hernández. El ex Celta se mostró cerca del “Perro” Romero y se destacó en la distribución y en marcar los tiempos del equipo.
También para resaltar la ubicación en la cancha del colombiano Andrés Roa, quien se vio activo y tratando de levantar su perfil. Se lo vio inquieto para ser el hacedor de las principales jugadas.
Fue justo la ventaja parcial. Si bien se trató de un gol absolutamente fruto del azar, ya que el remate de Hernández no llevaba peligro para Altamirano, justificaba el rendimiento del local, que parecía muy enfocado en su afán de ser el protagonista de las acciones, a pesar de sus limitaciones.
Y se esperaba ver a los verdaderos intérpretes. Lucas Pusineri no debía demorarse más en darle rodaje al primer equipo. No se entendió el motivo de por qué no lo hizo el fin de semana pasado. Se celebra que los titulares puedan tener amistosos para medirse formalmente de cara al reinicio de la actividad doméstica.
No obstante, en el segundo tiempo se desdibujó gran parte de lo observado e hizo que el examen resulte reprobado.
Los avisos de Banfield se materializaron al instante con esos centros que jamás fueron bien marcados. Hubo groseros errores en las marcas que nos recuerdan dolorosas derrotas en el pasado inmediato.
Son desatenciones que no deben repetirse si se tienen pretensiones serias por delante. El balance del mediocampo difiere mucho con o sin la pelota. Cuando Independiente delegó el protagonismo al “Taladro” se rompió ese equilibrio y nuevamente Romero se vio desbordado y no contó con mucho apoyo del resto de sus compañeros. Banfield produjo transiciones rápidas, con pases verticales y mucho vértigo. El DT debe tomar nota pronto.
El “Rojo” estuvo opacado en la segunda parte. Solo tuvo algunos tramos de frustrados intentos para descontar. Pero, estuvo inconexo. No se generaron más asociaciones, lo que me lleva a pensar si se debió a la falta de tiempo en la cancha o un déficit físico. Otra revisión para el cuerpo técnico.
Pusineri cuenta con dos alternativas claras si se tiene en cuenta los anteriores partidos y el primer cotejo del sábado. “Saltita” González podrá ser una variante importante para reforzar el centro del campo y ser un auxilio para Romero, que sigue sin justificar su millonario, e insólito, pago cuando vino desde el Cruzeiro.
Otro punto saliente fue la presentación de Alan Velasco. El joven fue notoriamente el mejor jugador del equipo sustituto. En todo momento estuvo activo, siendo el armador y hasta bajando a marcar en varias oportunidades. Se lo vio bien físicamente y lucido en ataque. Sin embargo, se lo vio solo, sin grandes opciones para vincularse. Se evidenció la ausencia de Soñora en este sentido. Discreto partido de Ezequiel Muñoz, quien debe tener más minutos para desplazar rápidamente al devaluado Alexander Barboza.
No resta mucho tiempo para el regreso de la acción y la vara se puso alta por los propios integrantes del cuerpo técnico y la dirigencia. Sostienen que el equipo está para luchar por la Copa Sudamericana y hacer un buen torneo local. Son aspiraciones que todos los hinchas soñamos, aunque suenan algo trillado. Por el momento, se saca en limpio un equipo que mostró en todo momento dos caras: una en ataque y otra en defensa. Todo parece indicar que la gran falencia sigue siendo la mitad de cancha en los momentos de defender. No se ve la suficiente cohesión y calidad para hacer frente a rivales de mayor envergadura. Debido a que ya no habrá incorporaciones, el técnico estará obligado a reanalizar ciertas caras y esquemas.
El panorama no es del todo preocupante, siempre y cuando se tenga en claro cuál es la realidad. Si puede tornarse inquietante este presente si se tiene un diagnostico incorrecto. Pensar que este equipo puede aspirar a grandes cosas es, de momento, una mirada sumamente exagerada y viciado de sentimentalismo. Resulta más conveniente creer que se trata de un modesto plantel que buscará estar medianamente a la altura de sus compromisos. De intentar ganarle a quienes debe derrotar y hacer lo mejor posible ante quienes son superiores, algo que tampoco se cumplió en el semestre pasado.
El gran dilema para Pusineri será el tiempo. Él mismo alertó que su continuidad estará sujeto a los resultados. Por más espalda que tenga “San Lucas”, la picadora de carne nunca se retiró de Avellaneda. De igual modo, confiamos que el entrenador podrá revertir la tónica y estar a la altura de las circunstancias.