Columna de Opinion
Nos dejaron afuera
 
																								
												
												
											Independiente es el rehén en este juego de complicidades. El Rojo está preso de sus dirigentes, que ordenan y proceden de mala forma, con resultados patéticos, y parecieran querer librarse de la escoba.
Nos dejaron afuera. Se hizo mal la prevención, se actuó mal en el escenario de la acción, se descuidó a los socios y hubo falta de reflejos para dejarlos pasar a todos los de gargantas y tribuna baja a otro sector. No sólo no supieron aislar a los verdaderos violentos de la noche, sino que no pudieron contener la barbarie mayor de abrir las puertas al descalabro, ante los ojos de las cámaras de alto impacto.
Las caras que identificaban a los chilenos, tenemos que creer lo que dice un fiscal Zito que sigue evidenciando el mal proceder puro y absoluto de la dirigencia de nuestro Club.
El boleto libre de la votación democrática se pierde cuando por tres años se incumple lo prometido que harían, cambian la cúpula que comanda a dedo, destruyen lo que estaba bien del predio de Villa Domínico y Wilde, regalan jugadores de inferiores previo a su llegada o consolidación en Primera, malgastan un supuesto presupuesto ordenado, endeudan al Club cada vez más, y no afirman alianzas sólidas que reflejen beneficio alguno al asociado.
El boleto pasa a estar picado.
En un año buscarán seguir con la mentira a cuestas, pero esta situación vivida el 20 de agosto por los socios del glorioso Independiente de Avellaneda debe ser la gota que nos haga dar cuenta que elegimos mal. Muy mal. Guiados por el farandulismo, los espejismos de colores de la cara linda pero inconsistente, y sobre todo, la política nacional que sigue copando el Club.
Independiente debe dejar de ser de alguien. Debe volver a estar representado por los mejores socios, pero que sumen a la masa que somos. No a sus bolsillos e intereses personales.
Debe haber un límite. Ruego que el socio de Independiente tome conciencia que es un legado a retomar. Las banderas están bajas. Como la vara. Y sólo nosotros, como socios que conocimos la gloria de esta Institución, podremos retomar un camino que se abandonó hace 25 años, y que entiendo que cueste re enfilar.
Somos nosotros, más que nunca, sin otra intención que el involucramiento, el conocimiento de causa, el compromiso activo y la participación en lo que mejor nos salga, que podremos retomar el sentido de un Club social. Si Independiente deja de ser algo lindo a vivir y recordar, el cambio debe empezar por dentro.
No se trata de un nombre propio. Se trata de un conjunto de personas que trabajan para concretar proyectos realizables, en beneficio de aquel que paga la cuota social mes a mes.
Cambia, todo cambia. Y nada cambia el amor que se tiene por este enorme Club. Prohibido olvidar la grandeza institucional que supimos forjar. Recuperemos a Independiente.
Por Maximiliano Galin.

