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Columna de Opinion

Al rojo vivo: la interna de la barra de Independiente

Todos los clubes tienen problemas con sus barrabravas pero en pocos lugares se verifica tan profundamente la relación de los violentos con la dirigencia y el aparato de seguridad estatal como en Independiente.

En los últimos 15 años los hinchas del club han sufrido recurrentemente los aprietes o las internas de quienes dicen ser los dueños de Avellaneda.

Desde los tiempos en que mandaba Julio Comparada en el club y tras el asesinato del Gordo Raúl en noviembre de 2003, el nombre que estando dentro o fuera del paravalancha quedó siempre en el centro de la escena es el de Pablo Alvarez. Los aprietes en la tribuna para que no se grite contra la dirigencia, algo que se repite en la actualidad, la escandalosa amenaza al Turco Mohamed en el vestuario para que renuncie, los partidos de fin de año en el Ricardo Bochini para todos sus acólitos y el copamiento del predio de Wilde cada verano se hicieron constantes en la vida del club.

Y el negocio, cada vez más grande, generó divisiones internas hasta llegar a tener en la actualidad tres grupos que están decididos a todo para quedarse con la popular Norte.

Hoy está de un lado Bebote Alvarez con su grupo Los Diablos Rojos, enfrente se unieron la facción oficial de Juan Ignacio Leczniki de Los Dueños de Avellaneda con la disidente de César Loquillo Rodríguez autotitulada Somos Nosotros.

No hay ninguna chance de que éstas barras prosperen si no tienen apoyo desde adentro y afuera. De adentro, la Justicia ya determinó que la barra es una asociación ilícita y que entre sus integrantes hay dirigentes presuntamente organizando todo.

Por eso procesó y mandó a juicio oral a Héctor Yoyo Maldonado, el secretario general del club, y aún sigue indefinida la situación del vicepresidente, Pablo Moyano. Las pruebas que hay en la causa sobre la entrega de tickets entre otras cosas a la barra parecen abrumadoras. Hoy esa connivencia está dada con el grupo Los Dueños de Avellaneda.

También la Policía juega su partido. Por un lado acompaña a todos lados a la facción oficial pero también tiene relación con Bebote Alvarez. Por algo los únicos que caen siempre detenidos parecen ser los de Loquillo Rodríguez.

Igual, la Justicia después hace su parte: en pocas horas quedan todos en libertad aun cuando se tiroteen en plena avenida Mitre, como sucedió en septiembre del año pasado.

Y si además varios de los barras trabajan en el Municipio, el combo parece completo.

Así, mientras no haya una decisión del club, las autoridades políticas y de seguridad, la barra, ya sea una sola o dividida en facciones, seguirá siendo dominante en una institución que supo ser modelo de las entidades argentinas y que ahora aparece en los medios más por sus barras que por su vida social y deportiva.

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