Columna de Opinion
Maldito déjà vu
Esto ya lo vimos, los que peinamos canas y los más jóvenes también. Como un loop en reiteración se suceden las imágenes: equipos desabridos y sin compromiso que pierden, empatan o hasta a veces (pocas) ganan casi sin darse cuenta de lo que estaban haciendo.
Ya vimos ídolos de 5 minutos huyendo detrás de un pase al exterior no tan lejano. O huyendo acá nomás con tal de no seguir aguantando algún quilombo.
Vimos en estos 18 años promesas juveniles quemadas a último momento. Incorporaciones millonarias que se esfuman en el aire. Planteles numerosos que complican las finanzas y no consiguen resultados. Técnicos a los que se les da las llaves del club para que hagan sus locas apuestas y que a los pocos meses desaparecen detrás del mismo humo con el que llegaron.
Ya vimos jugadores queridos por la gente expulsados por caprichos o negocios inexplicables.
Ya vimos como una vez más no se clasifica para la Copa Libertadores.
Ya vimos ídolos del club inmolarse como DTs en la misión imposible de revivir el viejo espíritu. Porque esto que le pasa a Pusineri, alguna vez le pasó a Milito y más atrás a Burruchaga o al Negro Clausen.
Ya vimos como en estos años las dirigencias pasaron de ser “modelo” a obvios mafiosos para los medios.
Ya escuchamos una y mil veces periodistas sabelotodo algún mediodía cualquiera aclararnos que “Este ya no es el Independiente de los 70” como si lo que exigiéramos es volver a ganar 7 libertadores al hilo en vez de estar rapiñando un 1-0 contra Arsenal de local.
Ya vimos para atrás una y mil veces. Al Bocha, a Bertoni, a Pavoni o a Santoro. Como el otro día entrando con el Diago a la cancha, vimos videos, fotos en el gráfico o escuchamos anécdotas de nuestros viejos o abuelos. Y no vemos más acá porque sabemos que los títulos como el del 2002, o las Copas Sudamericanas del 2010 y 2017, hoy dejaron de ser un oasis en la sequía para parecerse más a meros espejismos.
Y no queremos más. Por eso explotó la gente. No sólo por el gol de rebote de Gimnasia en el último minuto. No sólo porque el Rojo ya merecía de antes ir perdiendo contra el desahuciado equipo de Maradona. No sólo porque Franco o Benítez parece que se van por la puerta de atrás sin el reconocimiento que se merecen. O por la tonta expulsión de Leandro Fernández que lo excluyó de este partido. O porque Cecilio, o porque Barboza… la gente explotó porque esto ya lo vio una y mil veces como un déjà vú maldito que no parece terminar.
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