Columna de Opinion
No culpen a la pasión
¿Quién en el mundo del futbol hace todo sin pedir nada a cambio? ¿Quiénes no tienen negocios, ni actúan en busca de un auspicio o desesperado por un pase al exterior?
¿Quiénes nunca le harían un juicio al club al punto de desangrarlo?
Desde Discépolo y su película se sabe que precisamente “El hincha” es lo más sano que tiene el futbol. Sin embargo, para los analistas de TV Independiente contradeciría todos esos viejos románticos preceptos.
Hartos ya de tener que encontrarle una solución a la apremiante e interminable situación de un club que no les interesa, van por el único camino que les queda: “la culpa la tiene el hincha”. ¿Por qué? Porque exige, porque no tiene paciencia, porque murmura, porque se queja. Pero también porque llena la cancha o porque se ilusiona con ser campeón ante el mínimo resultado a favor.
Desde hace tiempo se escucha ese argumento todos los mediodías a coro en las dos señales deportivas principales de la TV.
Así, la más graciosa y desconcertante de esas argumentaciones dice que en realidad el problema es que la gente de Independiente se queja porque vive en el pasado, esperando que el rojo sea el reflejo del club de otras épocas. “Ya no está más Bochini, tienen que entender”, “no pueden esperar que el que juegue de 4 sea Clausen”, “eso del paladar negro no va más”, se escucha una y otra vez.
Lo dicen como si quienes van a la cancha tuvieran todos más de 40 años.
Lo dicen aun sabiendo que uno de los peores partidos de este campeonato fue contra Banfield en su cancha, partido en el cual… si adivinaron ¡no había hinchas visitantes!
La culpa la tiene el hincha. Punto. Fin del análisis.
Lo que no se entiende es si lo piensan de verdad o si en el fondo ellos también saben que es una mentira berreta, recurso fácil para opinar y salir del paso. Herramienta válida para no tener que laburar y ponerse a analizar partidos, tácticas, mercados de pases, pases mal dados, saber de trayectorias y nombres de los jugadores (SALSITA González se escuchó durante todo un partido una vez) balances económicos y demases elementos muy presentes en los repetitivos y hartantes análisis de Boca y River, pero inexistentes en todo aquello que no tenga que ver con esos dos equipos.
Entonces vale la pena aclarar: la gente de Independiente no vive en otra galaxia. No come vidrio. No esta esperando que el equipo sea mágicamente aquel que fue alguna vez.
No pretende ganar cuatro libertadores al hilo. Pretende clasificar a una.
No pretende volver a tener de hijo a Boca. Pretende no terminar perdiendo contra un Patronato con un hombre menos.
No pretende la vuelta de Palomo Uzuriaga. Pretende que el próximo caribeño por lo menos no esté más en el banco o en la enfermería que en la cancha.
No pretende gastar millones en el próximo mercado de pases. Pretende no estar debiéndole millones de dólares a personajes que nadie les recuerda la cara en Avellaneda.
No pretende otro Bochini. Ni su magia, ni su sentido de pertenencia eterno. Pretende que los Velasco o los Barco que surjan puedan estar lo suficiente para por lo menos parecerse al Kun y por un ratito, con un par de campeonatos encima, tengan la oportunidad de pintarle la cara a Racing como alguna vez pasó.
No maten la pasión. No le echen la culpa al hincha. Sepan que en algún lado si hay quienes gritan por algo genuino. Que no se cuenta en billetes ni engorda cuentas bancarias.
Que no necesita de un chofer ni un traje fino para ir a la cancha. Que con un bombo y una noche teñida de rojo esta feliz. Y que si además ve que los que entran a la cancha corren un poquito, uf! mucho mejor!