Columna de Opinion
Por qué soy del Rojo

Por supuesto, soy del Rojo por su nombre: Independiente. También por mi viejo, y por la historia de mi infancia, sacando pecho ante los de Boca y de River de mi barrio con la superlativa cantidad de copas.
Soy de Independiente por la mística y por la magia única de la Doble Visera, y también por Bochini.
Una anécdota personal: un señor feudal de las provincias me había enjuiciado y sus jueces sometidos habían dictaminado una orden de captura nacional. Estuve prófugo. No quería rendirme a la arbitrariedad y la locura. No tenía adonde ir. Me buscaba la policía.
Ese día, el día clave en el que huía y no pisaba los sitios en los que pudieran encontrarme, se despedía Ricardo Bochini. Decidí ir a la cancha, esconderme entre la multitud.
“Y dale Bocha, dale Bocha, dale Boooo… porque te quiero te vengo a ver, aunque esta noche sea la última vez…”. Emoción, melancolía por la despedida y gratitud por haber podido estar aquella noche en la cancha. Si no hubiera sido por esa situación jurídica y policial debería haber ido a trabajar a la redacción por la noche. Pero los jefes me permitieron faltar, para no caer en un calabozo irracional y delirante.
Después se hizo justicia, y la figura penal por la que me enjuiciaban; desacato, fue derogada. Gracias a los inquisidores que decidieron perseguirme, pude asistir a aquella celebración inolvidable.
El Bocha me regaló una vez mas su hechizo, y eclipsó mis preocupaciones y las de miles y miles.
Soy de Independiente desde siempre y para siempre, porque el Rojo es para mí, la felicidad del tiempo pasado, y toda la esperanza en el tiempo bueno que ya volverá.