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Columna de Opinion

Amargos

Toda persona necesita una pasión. Lo escuché en alguna película o escrito y tienen razón. Y desde chico, siempre necesité, necesito y voy a necesitar esa pasión. Esa pasión que se llama Independiente que la heredé, la exageré o mejor dicho, me fanaticé, y se la transmití a mis hijos, ambos socios al nacer.

Ser pasional o ser fanático de Independiente me trajo alegrías y tristezas porque eso significa el fútbol. El único día que llore en una cancha fue en el descenso en 2013, pero junto a “los pibes del rojo” al lado, la bancamos, no rompimos nada, y salimos adelante. De alegría, usted lector googlee Rey de Copas y verá la cantidad de títulos de club más popular de Avellaneda.

Soy de Independiente por un tío de mi viejo, Oscar, que junto a su hijo Carlitos me fanatizaron. Mi viejo, también del Rojo aunque odia ir a lugares con mucha gente como en una cancha, me llevó a la cancha por mi insistencia, y no la solté más. Ya es viejo su recuerdo bajo la Doble Visera viendo a un niño de 8 años saltando e intentando seguir las letras de las canciones.

Somos pocos los que cada segundo del día chusmeamos cada noticia del club que amamos, que sufrimos ante la derrota y nos alegramos ante las victorias. Eso se llama fanatismo. Y esa pasión se trasladó a seguir al equipo “a todos lados” en mi adolescencia, con y sin plata. Tengo algunas cuentas pendientes y querría haber viajado más, pero cada uno de los caminos recorridos dejaron anécdotas, canciones, y muchos amigos que hoy cruzo en la popular y en la platea.

No quiero dejar pasar el término “amargo”. ¿Por qué nos dicen amargos? De joven, me enojaba mucho con este “insulto” pero con el tiempo uno reconoce que el “ser amargo” es  “ser independiente”. Amargo significa “exigencia”, significa “triunfo”, “paladar negro”, significa en definitiva, la envidia de todos al único Rey de Copas desde Erico hasta Holan.

Ser del Rojo, y tener una pasión, significa que cada segundo estás pensando para y por Independiente. Si le va mal, y también si le tocó ir bien, siempre estás pensando en el Rojo y en cómo acomodar tu vida a sus partidos por copa, y también locales, que importa, pero un poquito menos.

En el fútbol, en general, son más las malas que las buenas. Pero la pasión, siempre te rompe el corazón. Igual que el amor. Somos distintos, exigentes, de paladar negro y coperos. Somos amargos de Independiente.

@NegroResco

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