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Columna de Opinion

Delfina Pignatiello y un brillo cada vez mayor

Si antes se había lucido en la pileta, en estos últimos meses también empezó a hacerlo afuera. El perfil de una de las mejores representantes de Argentina.

Para quienes creen que los nombres delinean aspectos de una persona, Delfina Pignatiello es un caso estelar y representativo. No sólo por la lógica asociación entre el delfín y su extraordinario desempeño en el agua, sino también por el significado de Narella, su segundo nombre: brillante.

Esa palabra es quizá la que mejor define a la tricampeona panamericana, que en 2019, cuando dio el salto a mayores, ratificó su potencial (además de los tres oros en Lima, sobresalió en el circuito Mare Nostrum al bajar sus marcas personales y lograr dos récords sudamericanos) y en este 2020 amplió su impacto.

De cabeza fuerte y brazada templada, quien recibió un homenaje en el Libertadores de América en septiembre del año pasado -en el que se sintió una estrella de rock, según comentó en Twitter- cuenta con un combo mental y físico que le permite explotar su capacidad.

Para descubrir su madurez, pasión, disciplina y competitividad alcanza con escucharla apenas un rato, y en los Juegos Panamericanos dio un ejemplo. “Ayer me acosté sintiéndome mal, pero a veces la cabeza manda más que cualquier sensación. Me fui a dormir convencida de que iba a estar bien y de que iba a dar todo”, aseguró tras ganar, en una carrera muy pareja, su tercer oro.

Con respecto a su cuerpo, que cuida con el mismo profesionalismo con el que se entrena, sobresale una característica destacada por ella y por sus entrenadores: su flotabilidad. Generada por la composición de su físico, esta capacidad le permite avanzar con mayor facilidad. Si se suma su resistencia, el resultado es una nadadora de elite para distancias largas.

Y si ya había mostrado su brillo dentro de la pileta, durante este período de aislamiento hizo lo propio afuera. Admiradora de Manu Ginóbili entre otras cosas por representar que ser atleta implica más aspectos que los estrictamente deportivos y de rendimiento, Pignatiello probó en la cuarentena que puede aplicar para esa definición global del deportista.

Durante todo el año se muestra como una inspiración para los jóvenes y se suma a la tarea de romper estereotipos con distintas reflexiones, y en esta “pausa” obligatoria lo potenció. Con mensajes positivos, recetas saludables y bailes, entre otras cosas, Delfina utilizó sus redes sociales para alentar a sus seguidores a mantenerse activos y optimistas mientras se quedaban en casa.

La última muestra de su impacto lejos del agua llegó esta semana cuando, desde el respeto por las medidas de aislamiento, realizó un contundente pedido para volver a los entrenamientos. En conjunto con los reclamos de otros atletas olímpicos, sus dichos, barajando no ir a los Juegos Olímpicos de Tokio e incluso dejar de nadar, resultaron importantes para la inminente apertura de las prácticas para deportistas de alto nivel.

Trasladando su determinación para competir a su comportamiento fuera de la pileta, Delfina Pignatiello demuestra que, al igual que su influencia, su brillo crece.

@MarinelliLucas_

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