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Columna de Opinion

Goleada oportuna para volver a creer

Independiente consiguió una victoria necesaria y se reencontró con la confianza, quizás en el momento que más lo requería. El “Rojo” tiene un pie y medio en la próxima instancia de la Copa Sudamericana y esa brisa de aire fresco debe aprovecharse más que nunca, luego de tanto ahogo en estas semanas.

Algunas consideraciones importantes para contextualizar. El Rey de Copas goleó a un rival con un nivel parecido a un equipo de la Primera C. Poco serio desde el planteo y en el nombre por nombre. Si a ese marco le sumamos una mala expulsión, el partido terminó siendo una anécdota desde el segundo gol rojo. No existieron equivalencias, aun con este modesto Independiente.

Resulta una aclaración importante porque en un análisis rápido muchos podrán decir que el conjunto que dirige Lucas Pusineri logró el ansiado volumen de juego que todos estamos buscando. Sin embargo, para convalidar dicha hipótesis deberá corroborarse en las próximas presentaciones, como con Colón en Santa Fe.

A no confundir. Barboza no es Varane, Lucas Romero no es Busquets ni Silvio Romero es Lukaku. Rozaba el amateurismo el pobre Fénix.

Lo que sí es valorable y se espera que perdure en el tiempo es la vuelta del atrevimiento. El Rojo se consideró superior y actuó en consecuencia. Ese protagonismo no lo tuvo ni con Central Córdoba. Preocupante. No obstante, con los uruguayos se impusieron en todo momento, más allá de algún destello del local. Se mostró con autoridad y obtuvo una dinámica muy interesante. Se notaban concentrados y con una marcada determinación. Por primera vez en el ciclo Pusineri hubo pases verticales y se remató al arco, un mérito para un equipo que casi no miraba el arco ajeno.

Es difícil pensar que esta versión pueda sostenerse por completo. Pocas veces se encuentran adversarios tan insólitos, en un deporte tan globalizado donde todos son parejos. La expectativa está sobre lo mental. Conceptualmente, Independiente debe dejar atrás su marcado complejo de inferioridad y sacar a relucir su rudeza, y el juego. Desde ya.

Hay un jugador que ratificó su titularidad. Es “Saltita” González. Es indiscutido en ese doble 5. En tanto, quien sigue creciendo cada día es Alán Velasco, quien juega como un experimentado extremo. Hay que cuidarlo, rodearlo bien y no cargarlo de responsabilidades. Debemos desalentar los apuros del hincha, carente hace muchos años de idolatrías. Hay que empoderarlo pero desde el juego. Hay que motivarlo, que cultive su creatividad. Soñora debe reemplazar al ex jugador, Pablo Hernández. Debe ser el socio de Velasco.

Independiente debe hilvanar una serie de triunfos y algo más importante: creer en sí mismo. Para tal fin, tiene que ganar convencido de su apuesta dentro de la cancha y no festejar un empate agarrado al travesaño contra los santiagueños. No hay camino para un crecimiento sano, por más que le pase al longevo trasandino.

Este miércoles se dio una señal positiva. El sábado tiene la necesidad de obtener un buen resultado para seguir pensando en las dos competencias y evitar un papelón en el certamen doméstico. Triunfo, goleada y buen juego. A capitalizarlo el sábado, rojo. Todos queremos que este partido no sea otro espejismo en el desierto.

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