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Columna de Opinion

Por fin llegó el final

El 13 de diciembre se cerró el año para Independiente. Por fin. No se aguantaba más este 2019. El hincha no lo soportaba más. Es hermoso ir a la cancha, apoyarlo y ver al Rey de Copas. Porque uno lo ama incondicionalmente, pero este año fue bravo. Fue bravo de verdad. El Rojo tenía todo como para coronarlo de la mejor manera posible, pero existieron errores imperdonables que hicieron que se quede con las manos vacías. Y, para colmo, cuando comenzaba diciembre, existió la posibilidad de que los jugadores no se entrenen por falta de pago. Para el olvido.

Un año en el que Independiente tenía la chance de disputar la Copa de la Superliga, la Copa Argentina, la Sudamericana y la actual Superliga. Cuatro certámenes en total. No ganó ninguno. Y estuvo lejos de hacerlo. Rápida eliminación en el primer torneo y dos durísimas derrotas frente a Lanús e Independiente del Valle en las otras competencias. En el campeonato local está 15° de 24 y no logra conseguir la regularidad deseada: seis triunfos, tres empates y seis derrotas. Es cierto que aún debe un encuentro, pero igualmente sigue siendo una campaña totalmente negativa.

Los groseros errores que se dieron en este último semestre fueron, fundamentalmente, en una llave de la Copa Sudamericana. En la ida ante Independiente del Valle, el mal despeje de Martín Benítez que hizo que el Rojo haya recibido un gol de visitante. En el complemento, el técnico decidió mandar a la cancha a Silvio Romero que, con dos tantos, pudo revertir la serie e irse victorioso a Ecuador. El problema más grande se daría ahí, en la altura. Sebastián Beccacece no lo colocó al Chino y fue a disputar ese compromiso con Francisco Pizzini de 9. El técnico, que parecía no conocer la historia de este inmenso club, salió a defenderse. Le convirtieron a diez minutos para que finalice el encuentro y ya resultó imposible poder anotar el empate. Eliminado. Bochornoso lo del entrenador.

La eliminación en el torneo internacional fue un mazazo en la cabeza. El Rey se quedaba afuera del campeonato en donde era el favorito y ante un rival de menor jerarquía. El DT, en la cuerda floja. Sólo continuaba en su cargo porque Independiente se mantenía todavía con vida en la Copa Argentina y nada más que por eso. Cuando perdió frente a Lanús, en los cuartos de final, el entrenador se terminó yendo. En ese momento, el hincha explotó por primera vez: sabía que el año estaba terminado. Llegó Fernando Berón y en los primeros tres encuentros, sacó siete puntos. La gente se volvió a ilusionar y, sobre todo, porque se le venían tres encuentros accesibles en los papeles: Aldosivi, Banfield y Newell’s. De mínima, el Rojo estaba obligado a repetir la cantidad de unidades que obtuvo frente a Unión, San Lorenzo y Godoy Cruz. Sacó uno de nueve.

En los últimos dos partidos, el simpatizante de Independiente se expresó en el Libertadores de América y con justa razón. Fue un 2019 para el olvido. Un año que realmente fue paupérrimo. Sin títulos y sin la posibilidad de disputar la Copa Libertadores en 2020. Barajar y dar de nuevo. Los dirigentes deben acertar sí o sí con el futuro entrenador. En mi opinión, tendría que ser alguien que esté capacitado, probado en varios equipos y que tenga espalda. El arranque será demoledor: River, Boca, Rosario Central y Racing. No se puede fallar. No se debe fallar. El hincha merece más. El socio merece más. El Rey de Copas merece más.

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