Seguinos en nuestras redes

Columna de Opinion

Porque al Rojo lo quiero

Me llamo Nicolás Wiñazki. Mi padre se llama Miguel Wiñazki. El padre de mi padre se llamaba Alberto Wiñazki. Y el nombre del padre del padre de mi padre era Miguel Wiñazki.

Soy de Independiente de Avellaneda gracias a Miguel Wiñazki. Mi padre. Y el padre del padre de mi padre. Por razones de una genealogía que se perdió, el bisabuelo Miguel mandó algún tiempo de su vida a mi abuelo Alberto a vivir con su abuela, mi tatarabuela, a Avellaneda.

Mi abuelo Alberto, que nunca fue fanático de algo, se hizo hincha de Independiente. E hizo hincha del Rojo a su hijo. Y él a sus hijos, entre ellos, yo. Pero yo soy yo.

Descubrí el fútbol en vivo y en directo en una cancha que supe después fue el primer estadio de cemento de Latinoamérica. La Doble Visera.

Noté que no existe un nombre más lindo para un club: Independiente. Y que no hay remera que sea mejor para ganar o perder: toda roja. Y que el apodo de los hinchas del Rojo es temiblemente irrresistible: los Diablos Rojos.

Descubrí que existía un Maradona antes de Maradona: Ricardo Enrique Bochini. Lo vi despedirse del fútbol desde una platea feliz y entristecida. Feliz.

Leí Gráficos y libros de la Historia del Club. Una mística copera. Independiente es y será el Rey de Copas. Y lo vi campeón en la tele y en la cancha. De grande y de chico. Y lo vi perder. Con mi viejo y con mi hermano más chico. El chozno de Miguel Wiñazki.

Lo vi ganar y ganar. Y lo vi perder.  Y descender.

Pero eso no me importa una mierda.
Sigo siendo del Rojo.

Leé las últimas noticias del Club Atlético Independiente

 

Continuar leyendo
Publicidad